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Tenías unos ocho años -calculas-, y cursabas, en el instituto (el único), incomprensiblemente edificado entonces en el extrarradio de Mahón, lo que, en los 60, se denominabaPreparatoria', dos cursos que, como su propio nombre indica, te preparaban (¡y de manera magnífica!) para acceder al Bachillerato Elemental. Doña María, una anciana repleta de sabiduría (y conocimientos), te embelesaba con su dulzura, su vocación a cuestas y esas canas que el tiempo había ido pariendo para darle esa imagen, merecida, de bonhomía. Entre multiplicación y multiplicación, entre norma y norma de buena educación (¡ay!), entre río y río (¿sabría algún adolescente citar, hoy, el nombre de tres de ellos?), aquella venerable maestra os preparaba éticamente para la vida. En cierta ocasión os inculcó que la credibilidad era como la virginidad, ya que, una vez perdida, no se podía recuperar. Y -añadía- que la mejor manera de extraviarla era mediante la mentira.

La recordaste ayer releyendo un libro de Astérix (sabiduría e ironía en estado puro). Concretamente «Astérix y los Normandos». En la antepenúltima viñeta, el venerable Panorámix le espeta al pequeño gran guerrero: «No se puede ser valiente sin conocer el miedo. El verdadero valor consiste en saberlo dominar». Chapeau! ¿Qué a cuento de qué esa unión extraña entre frases y evocaciones? Probablemente se deba -te contestas- al subconsciente, ese que, pese a sus extravagancias, rara vez engaña... El inconsciente hace ahora mutis por el foro y deja que esos dos aforismos se unan de una forma racionalmente inequívoca: No respetas a la actual clase política. Y menos todavía hoy, en un gélido día de enero en el que (te acabas de enterar) varias personas sin techo han sido halladas muertas en diversas ciudades del país a causa del frío. Y no los respetas por sus mentiras recientes (de enorme gravedad) y por su cobardía. Y por el hecho de que usted y tú mismo, a esa gentuza (salvo raras y honorables excepciones) le importamos una mierda, salvo el día en que, papeleta en mano, acudimos a votar. Y te refieres a todos, sin distinción de colores, porque, como diría Manrique, «allegados (al poder) son iguales...»

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B.- Mentiras. Nuevamente la ínclita Ministra de Hacienda y «portavosssss» del Gobierno miente en relación al IVA de la luz. Existen precedentes. Noviembre. Doña María Jesús Montero manifiesta literalmente: «El reglamento europeo del IVA impide la bajada del precio de las mascarillas». Bruselas la desmiente. La muy honorable rectifica. Mientras, personas en extrema pobreza tuvieron que hacer juegos malabares para podérselas costear. Ahora repite la jugada (¡y es que no escarmienta!) al referirse a una disminución del IVA en el recibo eléctrico: «No estaría en línea con lo que se marca por parte de Europa». Bruselas la vuelve a desdecir, informándola de que «no hay ni una normativa europea que impida bajar el IVA de la luz». Compruebe usted los «IVA» que se aplican al consumo eléctrico en otros países comunitarios…

¿Respeto? Como sentenciaría doña María: «el respeto no se regala, se conquista»... Y, mientras -supones- desde el calorcillo de sus viviendas que emana de las facturas que ellos sí pueden pagar, sus señorías se frotarán las manos al pensar que están al frente de un rebaño de borregos... Y puede que no les falte, tristemente, la razón, mientras hoy, probablemente, por activa o por pasiva, alguien morirá o enfermará de frío...