Residuos acumulados en el centro de tratamiento de Milà | Archivo

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Hacer llegar a Milà residuos sin separar no sale gratis. La factura anual por las toneladas de basura que cada año se entierran en el vertedero supone un gasto para los ayuntamientos de la Isla, principales usuarios del recinto, que en 2025 se prevé que tendrán que hacer frente al pago conjunto de 2,1 millones de euros sin contar el IVA.

El coste de la gestión de la llamada fracción resto se incrementa un 35 por ciento respecto a la tarifa habitual a causa del impuesto de vertido, que penaliza el uso de vertederos, y de la entrada en vigor desde el pasado 1 de enero de la repercusión en el coste de las emisiones de gases de efecto invernadero del vertedero.

Así, al precio unitario por la gestión de la fracción resto, que a la espera de la última revisión anual conforme al IPC fijada en el contrato de concesión se sitúa en 39,23 euros por tonelada, se le suman otros 10,31 euros por tonelada por el impuesto de vertido y 3,58 euros por tonelada por los gases contaminantes que se generan en el recinto.

El coste total se eleva así hasta rozar los 54 euros por tonelada, un coste elevado si se tiene en cuenta que el Consorci de Residus i Energia estima que este año los ayuntamientos –o sus vecinos, mejor dicho– generarán cerca de 40.000 toneladas de fracción resto.

Diferencias

Existen significativas diferencias entre lo que se estima que tendrán que pagar los distintos ayuntamientos de la Isla. No en vano, hay que tener en cuenta el factor del sistema puerta a puerta, que reduce muy sensiblemente la cantidad de residuos que se recogen sin separar. Así, mientras Es Castell tendrá que pagar en torno a 55.000 euros, Sant Lluís o Es Mercadal, con una población inferior, tendrán que abonar más de 200.000. Maó se estima que desembolsará menos de 500.000 euros, mientras que Ciutadella pagará más de 800.000.