El campo menorquín hace balance de los daños ocasionados por la borrasca «Betty» y lo hace con cierto alivio. Verdad es que ha habido una afectación, pero mucho menor de lo que habría que esperar vista la intensidad de la lluvia y el viento, y muy lejos del último precedente, con el temporal del verano pasado.
Precisamente, ese referente servía ayer de consuelo a una docena de productores de hortalizas y frutas, que pese a reconocer la pérdida de una parte de las producciones, coincidían al señalar que, para lo que se esperaba, «no ha ido mal».
Desde Son Magnà, en Alaior, Llorenç Caules apuntaba que «esta vez nos hemos salvado, el caudal del torrente ha subido pero no llegó a desbordar». Y algo similar decía Isaac Bosch, de Parella Vella, en Ciutadella, sobre un temporal que «ha hecho algo de daño, ha arrancado tomateras y ha roto las lechugas, pero nada comparado con el año pasado».
Las explotaciones ubicadas en barrancos como los de Algendar o Cala en Porter tampoco padecieron excesivamente. En S'Hort d'en Rellotge, Gustavo Blanco se refería a una poca cantidad de fruta caída de los árboles.
Ha minimizado los daños que la tormenta se produjera con la temporada muy avanzada y con mucha cosecha ya recogida, igual como la ausencia de granizo, como señalaban varios agricultores, como Sergio Riudavets de Santo Domingo (Sant Lluís), o Carme Bosch de S'Ullastrar (Ciutadella). Tampoco en las viñas ha habido gran afectación, según Crispín Mariano, de Bodegues Menorquines, o Antoni Salord, de Binitord.
El viento ha ocasionado daños, como roturas de puertas o invernaderos. Núria Capó, de S'Hort de Baix, coincidía que «no ha sido dramático, pero un temporal siempre deja daños» y advertía de las «dificultades» que rodean, cada vez más, a la producción agrícola por el cambio climático, con calores excesivos para los cultivos.
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