En plena crisis de la vivienda unir las palabras inversión y extranjero es como mentar al diablo. El último ejemplo es la compra del edificio que en sus bajos albergó la Industria Vidriera Isleña, en la calle Infanta de Maó.
La Casa Taltavull, que así se llama en el Catálogo de Protección del Patrimonio Histórico de la ciudad, pertenece a un grupo promotor con sedes en Palma, Alemania y Suiza, y no es su primera compra y restauración en esa calle. Por el diseño del proyecto es obvio que no se destina a resolver ninguna emergencia habitacional: solo la primera planta, donde habrá un salón de estar, el comedor, la cocina y una terraza, tiene 190 metros cuadrados.
Primero ocurrió con el campo y ahora con los palacetes urbanos, porque el surtido de grandes fincas rústicas se ha ido agotando. El dilema es siempre el mismo, es mejor que llegue alguien de fuera y recupere un edificio, con gusto y dirigido a clientes de lujo, o dejar que se deteriore pese a estar catalogado, sobreviviendo al paso del tiempo, apuntalado y con fachadas que afean el conjunto y pueden ser un riesgo si no tienen el necesario mantenimiento. La lógica y el negocio apuntan a la primera opción, pero el corazón va por otro lado.
Esas casas, maravillosas una vez restauradas, no son fáciles de mantener; sus propietarios locales o sus herederos no quieren o no pueden realizar la inversión multimillonaria que sí asumen los foráneos. «Menorca no se la va a llevar nadie, las casas se restauran y cambian de manos», decía una agente inmobiliaria, a propósito de las críticas hacia este tipo de operaciones. Tal vez lo que crispa a una mayoría es comprobar que nunca podrá aspirar a una casa aunque le vendieron que sí; que es cada vez más pobre y con suerte y una buena entrada, se apuntará a la lista de espera para optar a un piso de menos de 200.000 euros; o que ve cómo solo un 14,8 por ciento de los jóvenes se emancipan, por la disparidad de sueldos y alquileres. Todo ello genera una hostilidad, cada vez más acentuada, hacia los ricos que vienen a disfrutar del paraíso.