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1. Algunos consideran que todo está masificado pero, quizás, mejor sería afirmar que todo está democratizado. Veamos: en lo relativo al turismo lo que caracteriza a nuestro tiempo es la facilidad por practicarlo ya que de repente parece que todos nos hemos convertido en unos culs en punta imparables. La fluida movilidad actual es la vía socialdemócrata aplicada al transporte, esa que ha puesto al abasto de muchos lo que antes, en los viejos tiempos, era casi una muestra de elitismo. Para muchos moverse por el mundo, necesidad creada e incentivada por los medios y las redes sociales, se ha convertido en un imperativo vital para alejarse del paralizante y empobrecedor localismo o para convertirse en «ciudadano del mundo», per anar a conèixer el món.

Viene ello a cuento de las quejas y protestas que se producen por esa emigración temporal que significa el turismo tasado que se concentra en determinadas zonas sea por su belleza, su clima, su cultura o su favorable economía. Un turismo ya convertido en capital humano que ‘invierte’ donde le place. Un capital circulante convertido en un derecho democrático más.

Protestar en Menorca contra el turismo es ridículo y propio de suicidas cuando nuestra isla vive casi exclusivamente de ello. Solo un funcionario egoísta (con su sueldo asegurado precisamente por ese turismo que tanto odian pero que les paga su sueldo) lo puede hacer para demostrar su insolidaridad con sus semejantes.

Por ejemplo, Roma también está masificada por turistas que visitan el Vaticano pero a la Iglesia no se le ocurre protestar contra esa masificación: vive de ella. Y así.

Estos pasados días hemos visitado Copenhague y partes de Noruega. La principal diferencia de mentalidad que hemos notado ha sido que allí aquellos locales, a diferencia de los citados funcionarios de Balears, aceptan la invasión periódica que significa la llegada de cruceros (el Euribia, de MSC) con más de seis mil pasajeros a bordo porque eso es lo que les alimenta económicamente y les facilita su vida cotidiana. Quizás su natural tranquilidad se quiebre durante unas horas de la temporada estival pero la recompensa es evidente.

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P.D.: ¿Es democrático oponerse al turismo? ¿Las bellezas del mundo deben ser un númerus clausus para los ricos? Conclusión: Regular el turismo sí pero nunca ir en su contra.

2. De cara a estas próximas elecciones europeas abundan quienes advierten muy seriamente del peligro que, según ellos, representa la llegada masiva de una derecha distinta a la que están acostumbrados. Pero pocos se preguntan ¿por qué sucede eso? Muchos no entienden que una cosa es contemplar un problema desde la cómoda distancia de un burgués sentado en su sala de estar y otra muy distinta es sufrirlo de cerca. La percepción de las cosas cambia. Naturalmente que la cambia.
Para entender las perspectivas políticas de hoy en Europa no ayuda en nada compararla interesadamente con los acontecimientos de los años 30 del pasado siglo porque son derivadas distintas causadas por motivos diferentes. Solo tratan de manipular la deriva histórica en favor de unos presupuestos ideológicos que muchos ya consideran superados. La historia nunca se repite por lo tanto empeñarse en referenciarla o incluso en igualarla con el pasado es puro posicionamiento ideológico: un miedo a perder antiguas seguridades.

De cualquier manera la supuesta y nueva inclinación política europea (que se confirmará o no en las elecciones del próximo domingo) será consecuencia de las políticas practicadas en Bruselas en las últimas décadas. Si en toda Europa surgen estos movimientos de oposición es porque la ‘queja’ es continental, no particular.

Muchos europeos no comulgan con las políticas llevadas a cabo en la UE por los partidos tradicionales. No están de acuerdo con la llamada Agenda 2030 que tanto limita la libertad económica, no comulgan con la mirada LGTBI impuesta por aquel lobby, no acepta el feminismo radical que minusvalora a la mujer frente al hombre, quiere regular la inmigración descontrolada y acotarla según las necesidades del continente, no acepta la provocación ‘ecológica-apocalíptica’ constante, rechaza la asfixiante dependencia de la burocracia de Bruselas, no desea depender de la agricultura extra comunitaria ni desmantelar nuestra riqueza forestal, etc. etc. Muchos creen que son motivos fundados para fortalecer la respuesta en pro del individualismo del ciudadano europeo, de dar un respiro a tanta normativa y a tanta intromisión en las costumbres del continente.

Ya sabemos que lo que para algunos es demoníaco para otros es alentador. Lo malo somos los que estamos en medio.

Notas:
1- La amnistía es una monumental estafa histórica. Una tonelada de fango para tapar la impunidad apoyada por unos ratoncillos hipnotizados detrás del flautista de Hamelin. Patético.
2- Una mayoría de menorquines están a favor del desdoblamiento de la carretera general. Son más que ‘Més’.
3- ¿Cuántos votos sacará Izquierda Española (IE) en Menorca?
4- Llach, el tipo más cenizo de toda la Marca Hispánica ha sido elegido presidente de la ANC. ¡Déu meu!
5- Mi muy querida prima Yolanda Torres falleció ayer lunes en Madrid. DEP.