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Cuando Sánchez exclamó que quería hacer justicia en memoria de las víctimas causadas por el Bando Nacional, acusó al PP y VOX de querer tapar a los que tenían las «manos manchadas de sangre».

Al principio de su exclamación, iluso de mí, pensaba que quería hablar de ETA y sus herederos, los de BILDU, o bien de los asesinos de los cinco presidentes que fueron abatidos en España a manos de la izquierda como fue el caso de Prim (1870); Cánovas (1897); Canalejas (1912); Dato (1921) y Carrero Blanco (1973). Pero no. Sánchez, dispensador de carnets de demócratas, acuso directamente al PP y a VOX de ser los herederos del Bando Nacional. Lo hace sin despeinarse y a sabiendas de que es totalmente falso. Ni PP ni VOX, como formaciones políticas, existían en el 36. Sí existía, en el 36, el Partido Socialista, el Partido Comunista, Esquerra Republicana, la Falange, la CEDA, entre otros.

Frente Popular, con Largo Caballero en el centro. Foto: RTVE

Habrá que recordarle a Sánchez que quienes tienen «manchadas las manos de sangre» son los asesinos de la Cataluña republicana de Companys, con un balance de 8.000 víctimas; los asesinos de Paracuellos del Jarama; los asesinos de 13 obispos y más de 7.000 religiosos y religiosas; los asesinos del puente del Tajo de Ronda (Málaga), que arrojaron, desde lo alto del puente, un total 512 personas, incluidas mujeres y niños por no ser de izquierdas; o los asesinos de la Beata Francisca Espejo, que fue torturada, violada, y asesinada a culatazos; o los asesinos de los mártires de Cóbreces, ahogados y descuartizados por no renunciar a su fe; o los asesinos de Juan Duarte Martín, de 24 años, hijo de familia campesina, que torturaron sin piedad, arrancándole las uñas de pies y manos, a la vez que le aplicaban corrientes eléctricas en los testículos para después pasearle en procesión, entre insultos y bofetadas, por las calles del pueblo, hasta abrirlo en canal y llenar sus vísceras de gasolina prendiéndole fuego. Podríamos continuar, pero cree que no es menester.

Una vez más Sánchez demuestra tener una amnesia total a las atrocidades cometidas por el ejército del Frente Popular y se centra sólo en los asesinatos provocados por miembros del Bando Nacional; que por supuesto los hubo, y como tales, merecen toda nuestra repulsa y condena en memoria de las víctimas causadas por ellos. No hacerlo será igual de injusto, como injusto es que la izquierda no reconozca los asesinatos cometidos por miembros del Frente Popular en la retaguardia y en las cientos de cárceles del pueblo (checas), que cumplían la función de ser centros de encarcelamiento, tortura y en muchos casos muerte.

Lo que no es de recibo es que se pretenda justificar a los asesinos del Frente Popular con el pretexto de que estos luchaban por la justicia, la paz y la libertad; mientras que se presentan como asesinos sin piedad a los del Bando Nacional. Sencillamente ello es falso; ni una cosa ni otra es cierta. De ahí la gran irresponsabilidad del Sr. Sánchez y de todos los que conformar el gobierno «frankenstein», como calificó el Sr. Rubalcaba.

Es importante, para derribar mitos y falacias, recordarle al Sr. Sánchez que en las Elecciones Generales de noviembre de 1933, por cierto, las primeras en que las mujeres ejercían el derecho al voto, ganó la derecha. El PSOE no aceptó el resultado de las urnas y amenazó a la II República que si se formaba gobierno con las derechas, hecho este que en primera instancia no se produjo, irían al conflicto civil. Así las cosas, cuando el 03 de octubre de 1934 se incorporaron al Consejo de Ministros varios ministros de derechas al Gobierno de la II República, el PSOE cumple su amenaza y encabeza un Golpe de Estado armado, que tiene su punto álgido en Asturias con el apoyo del Partido Comunista.

El golpe fue sangriento y destructivo, 33 sacerdotes asesinados, además de la destrucción de 40 edificios religiosos, 17 iglesias y docenas de fábricas, puentes, casas y edificios públicos. Para mí, este es el inicio de la Guerra Civil. Y la gota que colmó el vaso fue el asesinato de Calvo Sotelo.

Después de más de 85 años de «la fallida II República»; de la dramática y destructiva Guerra Civil; y tras casi 40 años de dictadura franquista, el Sr. Sánchez debe saber que su querido y admirado líder socialista, Largo Caballero, pronunció las siguientes palabras; que por cierto cumplió:

«Quiero decirles a las derechas que, si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados. Pero si triunfan las derechas, nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la guerra civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros las realizamos».

Por si le interesa al Sr. Sánchez, este texto aquí reproducido es parte de lo publicado y firmado por Largo Caballero en «El Liberal», el 20 de enero de 1936.

Llegados a este punto hay que preguntar al Sr. Sánchez ¿Quién tiene las «manos manchadas de sangre»? ¿Se consideran ustedes herederos de estos socialistas y comunistas del 36 y que conformaron el Frente Popular? ¿Tendrá en cuenta la Ley Memoria Histórica y Democrática, a la hora de hacer reconocimientos y homenajes a los asesinados por el Bando Nacional, y también hacerlo con los asesinados por Ejército Popular y sus respectivas checas? ¿Cree sinceramente que la Ley de Memoria Democrática invita a la reconciliación, a la justicia y a la paz entre españoles?

Sr. Sánchez, ustedes -«los sanchistas»-, los comunistas, los de Esquerra Republicana de Catalunya, los de Junts per Catalunya y los Bilduetarras, son los responsable directos de haber alumbrado la más perversa, sectaria, divisoria y antidemocrática Ley de la reciente historia democrática de España. Rectifiquen antes de que sea demasiado tarde.

Sr. Sánchez, tenga presente que el verdadero liderazgo no consiste en levantar muros ni dividir a su población entre buenos y malos. El verdadero liderazgo consiste en ser noble, sincero e integro. Tenga presente siempre que la mentira es señal de debilidad, el insulto señal de pobreza interior y la humillación del adversario señal de falta de ética y lealtad.

Sr. Sánchez, en sus manos está recuperar el abrazo de reconciliación y el espíritu de la Constitución del 78 que nos dimos los españoles después de la muerte de Franco, volver a transitar por la senda de la concordia, de la unidad de todos y entre todos; sin que ello suponga ni renuncia ni olvido de los hechos históricos ocurridos hace casi 100 años; pero sí la renuncia a la construcción del muro por usted anunció en el debate de investidura, que lo único que hace es dividir al pueblo español en dos bandos irreconciliables.

Y para que no se diga, haga caso a la propuesta realizada por Santiago Carrillo en 1956, con su manifiesto en pro de la reconciliación de las dos Españas. No apele más a «manos manchadas de sangre».