Con frecuencia muchos conocidos que visitan Menorca te expresan, atónitos, la increíble riqueza cultural de la isla, centrándose tanto en el número de entidades culturales que tiene como por la cantidad de actividades que éstas llegan a celebrar. Actos que son posibles gracias al esfuerzo, callado y fervoroso, de voluntarios que aprecian y reconocen la importancia de la cultura en el camino hacia la utopía en un mundo, hoy, que parece vivir en crisis. En palabras de Rigoberta Menchú: «La paz no es solamente la ausencia de guerra; mientras haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión, difícilmente podremos alcanzar un mundo en armonía». Valores que, difícilmente, se alcanzarán sin la citada cultura.
Así, y en poco más de dos semanas, hemos podido asistir en Menorca, entre otras, a una exposición itinerante dedicada a Delibes, a un emotivo homenaje a García Lorca que culminó con la representación de «La casa de Bernarda Alba», una de las más vanguardistas y bellas defensas de la mujer y del papel de ésta en una sociedad anclada en un letal atavismo y, el pasado martes, a una conferencia en el Ateneo titulada «Mascaró Pasarius, el periodista total», impartida por Josep Pons Fraga, editor de «Es Diari», y que vino precedida por unas entrañables palabras de la igualmente entrañable Maite Orfila, presidenta de la ejemplar entidad.
Habías entrevistado de jovencito a Josep Mascaró, a quien admirabas por su tarea, su manera de ser y profesionalidad. Conocías gran parte de su extensa producción. Pero, hasta el pasado 28, no fuiste consciente de la enormidad de su legado gracias a las palabras del ponente. Fue una charla muy bien documentada, justamente reivindicativa, didáctica, brillantemente expuesta y en la que no faltó ni el humor ni un material gráfico que desconocías por completo. Tildado acertadamente de polifacético, Pons Fraga dejó en evidencia el hecho de que no hubo prácticamente ningún ámbito del saber que no tocara Pasarius, a quien este año se rinde un merecido aunque –crees- tardío reconocimiento, tan dados, como somos en este país , a solo celebrar homenajes póstumos y, por lo tanto, injustos.
Resulta imposible sintetizar aquí lo dicho en esa velada, con mención a los premios obtenidos por Mascaró Pasarius, su polifacética trayectoria personal, su autodidactismo, etc..., pero, de escoger, elegirías tres momentos de la conferencia: la frase puesta en boca del propio homenajeado por parte de la arqueóloga Majo León, por definitoria del erudito: «de moltes coses no en duien gaire, pèro de llibres molts»; la acertada enumeración, efectuada y comentada, por Josep Pons Fraga de su colosal obra y, finalmente, las dos peticiones hechas por el editor que asumes, modestamente, juntamente con otras personas e instituciones. A saber:
A.- La publicación de la obra de Josep Mascaró Pasarius que aún queda por editar.
B.- Y, al mismo tiempo, «també –en palabras de Josep Pons Fraga- en nom del diari MENORCA, vull exposar la petició que ja va formular el 2005 la investigadora Magda Marroquín Camps, col·laboradora lleial de Mascaró Pasarius; i que, fa poques setmanes, reiterà el gran expert en toponímia menorquina, Xavier Gomila: aconseguir que la Universitat de les Illes Balears atorgui, tot i que a títol pòstum, el reconeixement com a Doctor Honoris Causa a Josep Mascaró Pasarius, perquè el doctorat Laboris Causa se'l va ben guanyar en vida».
Y concluyes con estas palabras del leal amigo y buen periodista Josep Pons Fraga, que haces igualmente tuyas, porque son las que indican el «camino a seguir para rehuir el abismo, cualquier abismo»:
«Allò que dona sentit i contingut a la nostra vida és estimar i ser estimat; que, a la vegada, exigeix comprendre i ser comprès.
Estimar i ser estimat.
És una paraula nuclear, definitiva, la més important, amb una derivada tan imprescindible com necessària: perdonar.
Perdonar i ser perdonat.
I Mascaró Pasarius va perdonar tots aquells que no el van ajudar, no el van saber o voler defensar, o els qui –per enveja, per maldat, per inquina?, no ho sabem ni ho volem averiguar– li van intentar negar la seva autoritat científica, fent-lo fora dels àmbits acadèmics».