Un estudio de Reincidencia Penitenciaria en el periodo 2009-2019 realizado por profesionales de la Central Penitenciaria de Observación publicado este año explica que el 80% de las personas que salen de prisión no vuelven a delinquir.
Son datos revelados por Instituciones Penitenciarios para poner en valor la labor que se desarrolla, en general, en las cárceles estatales, como suscribió la directora de la prisión menorquina, María González.
Habrá quien considere que ese porcentaje está maquillado pero puede ser una referencia que entre en colisión con las decisiones de los jueces, normalmente reacios a dictar autos de prisión preventiva o ejecuciones de sentencias que implican la entrada en prisión.
Privar de la libertad a un individuo es la condena última que aplican los juzgadores. Hay que estar muy convencidos que esa es la única salida ajustada a la ley antes de tomarla, decía el anterior juez decano de Maó, Bartomeu Mesquida, toda una institución en la judicatura balear.
Esa es la explicación que tanto cuesta entender a los ciudadanos. Es decir, por qué un delincuente que acumula detención tras detención en cortos o medianos periodos de tiempo, es puesto en libertad una y otra vez. Piensan los jueces que el encarcelamiento no va a mejorar su relación con la sociedad, en contra de las estadísticas que maneja Instituciones Penitenciarias una vez han cumplido la condena.
Sin embargo, esa interpretación que ofrece nuestro sistema judicial ultragarantista tiene efectos colaterales. Son los que sufren aquellas víctimas de toda clase de robos. Decía un policía nacional de Ciutadella hace unos días que su trabajo genera cierta frustración. El robo tiene que ser con extrema violencia para que el juez se plantee pena de prisión. Pero, ¿y si sucede alguna desgracia a cargo de estos delincuentes con más de 40 detenciones en su historial o alguna víctima reacciona como lo hizo el jubilado mallorquín que mató a su atracador? La prisión no será la mejor salida, quizás, pero la reincidencia infinita sin que el sistema lo impida, tampoco puede serlo.
