¿Cómo están queridos lectores? Espero de ustedes dos cosas, una, que acepten definitivamente que es normal pasear en bermudas y chanclas por delante del expositor de turrones de los supermercados, si esto no es una prueba definitiva del cambio climático, yo ya no sé. Dos, que tengan la cabecita mejor amueblada que el nuevo esperpento político que nos regala el mundo, en esta ocasión desde Argentina, nos referimos al loco carioco de Javier Milei. Este personaje siniestro es una mezcla de lo peor de Bolsonaro, lo más rastrero de Trump, lo más nazi del psicópata Netanyahu, lo más ruin del tío Gilito y lo más esotérico paranoico de la bruja Lola. Es preferible que la bomba nuclear nos caiga encima de la cabeza, antes que vivir en mundos gobernados por estas amebas tóxicas.
Viendo el panorama a uno le dan ganas de llamar a su tanatopractor de confianza para ir eligiendo los maquillajes que nos pondrá para irnos al más allá. No seremos un bello y joven cadáver como James Dean, pero al menos que quedemos dignos y resultones. Uno nunca sabe lo que se va a encontrar cuando el barquero Caronte nos lleve a la otra orilla, igual hay un fiestón increíble, por lo que sea debemos ir preparados.
Pero no es solo la plaga de seres perversos la que nos hace pensar que esto está a puntito de terminarse, ni mucho menos. Hay otras señales inequívocas de que el ¡pum! final está cerca. Veamos tres después del punto y aparte, por eso de darle una pausa dramática, que molan mucho.
Una. La gigante Coca-Cola tiene una lata en la que ha impreso: «Sabor inspirado en el futuro. Cocreado con IA». Vamos a ver, señor del refresco de cola que ha generado tanto diabético, si esto ha sido creado con Inteligencia Artificial, le tenemos que decir que le falta un chip, porque la idea es una mierda tamaño dinosaurio. Imaginemos a John del equipo de marketing llamando a Kevin del departamento de I+D: «Kevin vamos a lanzar una lata con el nombre de Rosalía». «Okey John, veo tu propuesta y la subo, la lata sabrá a futuro y la haremos usando IA». Para mí que Kevin se pone de fentanilo y estaba de resaca. Porque alguien sabe ¿a qué carajo sabe el futuro? Para algunos sabrá a caviar de beluga en urbanización de lujo, y para otros a escombros, barro y miseria bajo las bombas, vamos, como el presente ahora. Para que tirar la pasta en investigar la cura del cáncer, si podemos estar diseñando latas de refresco, oh yeah!
Dos. Hay una teoría que dice que Mick Jagger es tan longevo, a pesar de la caña que se ha dado, porque su padre era profesor de gimnasia sueca -por cierto, la misma gimnasia que practicaban los bomberos burgaleses en los años setenta. Esta información esta contrastada, no como la que publican los medios de la facha esfera, porque mi colega Nacho vivía en un piso con vistas al patio donde los bomberos entrenaban-. Con tanta noticia fake, con tanta teoría absurda, con tanto conspiranoico alelado, no sabremos que es verdad y que es posverdad (mentira tragada por muchos) y nos iremos al sumidero sin distinguir realidad de ficción.
Tres. Hay articulistas que en lugar de escribir de lo importante lo hacen sobre bomberos de Burgos y gimnasia sueca solo por meter un dato que les hace gracia.
Sin embargo, mientras estemos aquí, sujetémonos con fuerza a esas cositas que nos invitan a seguir viviendo. En mi caso agarro con una mano y mucha fuerza a mis amigos, con la otra a la cerveza bien fría, y sobre mis pies procuro tener a nuestra bella Menorca. Lúpulo y feliz jueves.
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