Creo recordar que ya escribí un título similar, ignoro si hace meses o años, pero como se nota que no debí quedar muy satisfecho, y el asunto es de gran actualidad, me atreveré a insistir. Qué cosas se pueden hacer cuando no hay nada que hacer es en general algo optativo, allá cada cual, pero como no todo el mundo tiene las agallas de Sócrates, que según cuentan intentó aprender a tocar la flauta mientras le preparaban la cicuta para suicidarse, conviene tenerlo previsto para no atolondrarse en el último momento. Sin desdeñar la posibilidad, heroica, de no hacer nada. La que escogió el valiente arponero caníbal del Pequod, el señor Queequeg, que tras ordenar al carpintero de a bordo un féretro de su tamaño, se dio por muerto y se quedó quieto, a verlas venir. Féretro con el que por cierto salva el pellejo Ismael, el narrador de Moby Dick, prueba quizá de los extraños efectos beneficiosos de no hacer nada cuando no hay nada que hacer.
Oraciones
Cuando no hay nada que hacer
18/10/23 4:01
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