El mundo se va al carajo. Me gustaría ponerme en plan optimista y decirte que no, que es solo una mala racha y que todo pasará, pero no. Nos vamos a tomar por saco a marchas forzadas. Y ya no es que venga un misil y explotemos, es que la humanidad, aquello que nos diferencia de los animales, o al menos debería hacerlo, ya no existe. La empatía, el respeto por la vida… Ya no importa nada.
No quiero ponerme en plan superioridad moral que apesta en otros y no te voy a decir quién tiene la culpa o quién tiene razón, porque sinceramente no creo que sirva de nada. Hay gente que está muriendo, inocentes que están perdiendo la vida como si fuese un videojuego, como si cada muerte no importase ni sirviese de nada. Sí, ya sé que me dirás que todo el mundo mata y que no hay que victimizar a unos o a otros, pero es que me reafirmará en mi convicción de que el planeta tiene cada vez más gente y tiene menos personas.
Parece mentira que no seamos capaces de dejar a un lado los egoísmos y los egocentrismos para limitarnos a disfrutar de la vida que, puede que algunos no lo recuerden, solo es una, es finita y debería ser preciosa. Lo sé, suena a chuminada pacifista pero la realidad es que ahora, mientras lees estas palabras alguien habrá muerto por algún motivo que ni le va ni le viene. Alguien será asesinado vilmente por una razón que desconoce mientras el que lo empuja a luchar y a morir está muy lejos de la primera línea de fuego.
Quizás la solución sería esa, que los dos líderes en un enfrentamiento luchasen para que sufriesen ellos en lugar de hacer sufrir a miles de personas. Me entristece cómo están yendo las cosas, la banalización de la muerte o del asesinato y que perdamos la humanidad. Hace tiempo se hablaba de perder la Fe en la humanidad… Ahora ya el problema es perder la humanidad y que seamos animales.