¿Cómo están queridos lectores? Espero que lleven el «veroño» mucho mejor que yo, porque eso de sudar en octubre como si estuviera en julio me da más mal rollo que a un neoliberal escuchar «sanidad pública y universal» en bucle durante una hora. Qué le vamos a hacer, parece que la tendencia de (casi) todo es subir sin parar. Suben las temperaturas con rabia inmisericorde y no se apiadan de un pobre andropáusico miope. Sube el número de turistas batiendo récord tras récord, más de 17 millones en las Illes Balears, el debate está servido, solo los especuladores del hormigón y el despropósito se niegan a ponerle sensatez al tema. Sube el precio de la vivienda, como la espuma de una botella de cava agitada sin miramientos, pero algunos siguen apuntando a la «okupación» como el gran problema habitacional, sería como ver el alto número de grandes empresas que cotizan en paraísos fiscales y poner el foco en el pequeño autónomo que cobra un trabajo sin factura para llegar a fin de mes, una manipulación muy gorda. Suben mis bostezos cuando suena trap sin tregua, pido clemencia ante tanto autotune, gracias.
Suben, también mis ganas de vomitar cuando un periódico nacional para informar del debut de la cantante Amaia en el mundo de la actuación coloca sin pestañear el siguiente titular: «Amaia sin sujetador y un look… debuta como actriz». Estaría muy guapo ver algún día el siguiente titular: «El editor del periódico ‘Rancius Magnificus' sin calzoncillos y con un look… debuta en las tertulias de la macho esfera para decir gilipolleces». Vale, el titular es penoso, lo propongo sólo por eso de igualar cositas que ya va siendo hora.
Es alucinante como algunos se pasan la ética periodística y su código deontológico por el forro de su americana. Vean dos puntos del código deontológico periodístico y díganme si no lo ven mancillado un día sí y otro también, ahí van: «El primer compromiso ético del periodista es el respeto a la verdad. De acuerdo con este deber, el periodista defenderá siempre el principio de la libertad de investigar y de difundir la información y la libertad del comentario y la crítica». Flipa lo clarito que debería estar. Flipa lo poco clarito que está. Flipa como los mercenarios de la información se están quedando con casi todo el pastel. Flipa con los pocos medios de resistencia que quedan. Flipa que quieran señalar y derribar a los pocos que cumplen con el código deontológico y no a quienes se lo saltan con descaro y chulería. Flipa que un articulista tenga que estar escribiendo esto cuando debería ser una pantalla pasada en el videojuego de la información desde los tiempos de Joseph Pulitzer.
A ver, claro que se vive más cómodo escribiendo de la nada, y con un lenguaje plano y melifluo que no ofenda a nadie. Claro que uno se ahorra problemas si adapta una pose a lo Flanders de los Simpson y junta letras solo para decir vacuidades que no molesten. Y ojo también que entiendo al que tiene que llevar pan a la mesa y no puede alzar la voz, porque se juega su yantar y el de su familia, empatía total con los curritos siempre. Pero hay silencios que matan, y ya está bien de que solo puedan gritar los de siempre.
Así que mientras este periódico nos deje, usted tenga a bien leer los artículos, y mis dos neuronas no se vayan a Marina d'Or a tumbarse a la bartola, aquí estaremos dando la turra semana tras semana. Y al que no le guste, ya sabe, que no lea, esa es la auténtica libertad, la de poder elegir. Lúpulo y feliz jueves.
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