El Govern de Marga Prohens arranca su mandato con energía, consciente de que hay muchísimo por hacer y, de momento, solo un horizonte de cuatro años. A nadie se le escapa que arreglar el desaguisado habitacional no se conseguirá en un día, ni siquiera en una legislatura, por eso hay que dar pasos valientes. Legalizar la conversión de locales comerciales en viviendas es un paso obvio, aunque la mayoría de los locales no tienen las condiciones idóneas. El tamaño, muchas veces, tampoco permite grandes proyectos. Pero algo es algo. Dividir pisos grandes en varias viviendas es otra medida de cajón. Cada uno sabe dónde y cómo quiere vivir, ¿por qué tipificarlo todo, poner tantísimos límites, restricciones y normas? ¿Yo quiero vivir en cuarenta metros cuadrados? ¡Pues déjame en paz! Pero, ay, la fiebre controladora no tiene fin y hasta para eso han puesto un requisito: mínimo sesenta metros cuadrados.
Falta valentía
08/09/23 4:01
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