Reconocerán ustedes que hay dichos curiosos pero que al margen de su vistosidad y simpatía, pueden muchas veces resultar desconcertantes y hasta peligrosos. Uno que no ha pasado de ser un esporádico bañista de playa y costa, debo confesarles que una vez dado los cuatro chapuzones de rigor, ponía a secar mis carnes más bien a frotes de toalla que a pleno sol porque como me hubieran definido en el bravo Oeste, era y soy «un hombre blanco», demasiado blanco. Ello me ha permitido no solo disfrutar bajo mi sombrilla del variado paisaje y tostados viandantes arenosos y pringados de mil olorosos aceites, sino también poder ser de los primeros en acudir a la llamada de «la hora feliz» del chiringuito de turno, donde podías degustar dos bebidas al precio de una.
En pocas palabras
Dar palos al agua
06/02/23 4:00
También en Opinión
- El caso de un restaurante de Maó: «No podemos servir cenas porque no hemos encontrado personal»
- Un accidente con tres heridos obliga a cortar la carretera general durante dos horas
- La frase más repetida esta temporada turística en Menorca: «Más gente, pero menos gasto»
- Estas son las playas de Menorca que desaparecerán a finales de siglo
- Estos son los estudiantes de Menorca con mejores notas en la Selectividad: ¿qué estudiarán?