Cuando se convocaron elecciones en la Comunidad de Madrid, tuviste una fácil premonición. La campaña sería dura, durísima y exenta de cualquier principio de índole moral. Pensaste que los argumentos brillarían por su ausencia y que, con toda probabilidad, se utilizaría el tema de la pandemia como arma arrojadiza entre unos y otros. Y más aún cuando constataste la vuelta de Iglesias al «ruedo», pero eso sí, sin renunciar a los privilegios de «casta» (concepto para él ya obsoleto) que su paso por el Gobierno le había puesto a sus aburguesados pies… A la postre, la calle y la agitación tenían que volver a ser suyas, en conocida expresión curiosamente franquista. Intuiste, igualmente, que el inane Gabilondo, metido a telonero, sería frecuentemente sustituido por Pedro Sánchez y que Ayuso recurriría, ¡cómo no!, al miedo para captar votos… Pero te quedaste corto. No han únicamente utilizado la pandemia en general, sino que no han tenido reparo alguno en ir más allá y tirarse, unos a otros, como arma arrojadiza, hasta vuestros mismísimos muertos, hasta vuestros enfermos, hasta vuestro dolor… ¿Se puede caer más bajo? La pregunta es meramente retórica, teniendo en cuenta la «calidad» moral de vuestra actual clase dirigente (sin excepciones). Esa clase dirigente (o parte de ella) que no ha dudado, reiteradamente, en demonizar el espíritu del 78 para, en un segundo estadio, intentar abolirlo…
Contigo mismo
¿Se puede caer más bajo?
13/04/21 0:00
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