El matrimonio de los duques de Sussex Meghan y Harry quería marcar los tiempos. La pareja ha sido madre y padre este lunes 6 de mayo de buena mañana. Pero ya la prensa sabiendo que era un niño quería verle la cara, y después a Meghan.
Algunos se han precipitado haciendo «chistes» sobre el color del bebé, ya que la exactriz es de descendencia africana. Se hacían quinielas en el país natal del bebé royal sobre su sexo si es niña o niño. A quién se parecerá, y su nombre. La espera es un valor devaluado. Estamos en la era de la inmediatez, y todo lo queremos saber y ver ya. Educamos a nuestros hijos en la paciencia, porque tienen hambre y quieren la comida ya, cuando algunos adultos no saben gestionarse los tiempos.
Este caso suele repetirse por cada nacimiento. Es decir, los abuelos, los tíos, los amigos, quieren saber, saber,... y no entienden que los padres deben marcar los tiempos y ser respetados. Es tan importante el parto, y la bienvenida de un nuevo ser. El respeto que se merece la criatura después de haber estado 9 meses en un vientre bien protegido, es lo menos que hay que hacer, esperar.
Porque el ser humano ya no es capaz de contenerse. Elecciones, ya los resultados. Fútbol, quién ha ganado. He comprado tal cosa por internet lo quiero mañana en mi puerta. Si seguimos así, nos perderemos el proceso, el camino, sus matices, sus sabores, y lo más importante no saber contener la emoción, canalizar las energías para que no salga ni lo peor ni lo mejor en extremos de ti mismo.
Queremos que nuestros hijos crezcan, que aprendan lo antes posible, que anden, que vayan al baño. Que cuando hacemos una foto necesitamos verla ya. Que si estamos en una dieta queremos los resultados al día siguiente.
Si pudiéramos comprar el tiempo más de uno quedaría en bancarrota.
No queremos hacer colas en el supermercado, no queremos ir al baño sin un smartphone, hasta lo tenemos encima de la mesa por si hay una llamada, mensaje, o foto, y necesitamos verla ya y que no nos lo cuenten.
Es curioso cuando reprendemos a nuestros hijos con la paciencia. Y no nos miramos al espejo. Cuando yo tengo hambre, lo reconozco me desespero y necesito comer ya. Pero me armo de paciencia en cocinar lo más rápido y resolutivo que puedo. No me imagino las señora de antes con el chup chup de sus cocinas. Antes había tiempo, y se sabía cómo disfrutarlo. Ahora vamos a las bandejas de comida, al consumo al segundo de las noticias, y nos ponemos de muy al humor si tenemos que esperar.
@sernariadna