«A menudo los hijos se nos parecen». Escuchar de la boca de un niño de menos de dos años palabrotas o palabras malsonantes es espantoso y si es tu hija o hijo más aún. «Deja de joder con la pelota» los adultos tenemos adquiridas estas palabras que las decimos y no nos damos cuenta hasta que nuestros hijos las repiten con el mismo tono en circunstancias de crisis. Me pasa. Ahora estoy corrigiendo estas expresiones. Intento no decir palabrotas, pero a veces las circunstancias me hacen perder los papeles. Si cuento que mis hormonas femeninas a veces campan a sus anchas sin mi permiso. Algunos ejemplos que estoy poniendo en práctica: antes decía unas feas palabras ahora digo ¡ostras con limón!; ¡leñe!; ¡cáspitas!; ¡jopetas, jopelines!;… Lo ideal es no necesitar sustitutivos, pero mira la sangre cuando se calienta salta los muros. Sobre todo, en la crianza de estas edades de 0 a 4 años en que los niños son lo más parecido a Mick Jagger.
Supervan Family
¡Ostras con limón!
14/06/17 0:00
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