No sabes dónde está el Clint Eastwood que acabó por subyugarte. Lo único que sí sabes es que ha vuelto Harry Callahan, con su Magnum 44 y con su ya histórica frase de «¡Anda, alégrame el día!»… Lo que no sabes –repites- es en qué lugar se halla el Eastwood que, en «Cazador blanco, corazón negro» elaboró uno de los más bellos alegatos en contra del nazismo o el que rebosaba sensibilidad junto a los puentes de Madison o el que rozaba la perfección y la ternura más absolutas en «Un mundo perfecto» (considerada, por muchos, entre ellos el «New York Times», como su obra maestra) o el que… Tal vez la desaparición se deba al insano retorno de «El Sargento de Hierro», del detective-ejecutor, de aquel que hacía de la violencia, solución y del ojo por ojo, remedio. Del que se pasaba por el forro constituciones, legalidades, leyes y jueces (todos –por supuesto- corruptos)… Eres consciente de que hay que desligar vida y obra de un autor, aunque ambas, en ocasiones, resulten dolorosamente antitéticas. A modo de ejemplo: por una parte la defensa a ultranza de la marginalidad en la España de postguerra de «La colmena» y, por otra, el hecho de que Cela hubiera sido censor durante el franquismo. Aunque esa dicotomía es muy difícil de realizar, porque los sentimientos, en ocasiones, son incontrolables…
Contigo mismo
Quiero ser una 'nenaza'
09/08/16 0:00
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