La mentira es un trampantojo que captan nuestros oídos, sobre todo cuando la mentira está diseñada por un profesional del embuste por más que la gráfica palabreja tiene de ordinario su razón de ser refiriéndose a esas pinturas o dibujos que confunden nuestras retinas creyendo que estamos viendo lo que en realidad no existe. Los artistas que de tarde en vez se permiten estas licencias suelen ser consumados dibujantes y verdaderos virtuosos en el manejo de sombras. El trompe-o'oeil es expresión francesa, una técnica para engañar al ojo. El mejor trampantojo lo he visto en el monasterio de El Escorial. En la misma sala hay un par de grisallas extraordinarias. El maestro de Ferreries, Carlos Mascaró, creó un trampantojo para un hotel, tan logrado en su malévola intención, que más de uno, clandestino, ha intentado alguna vez introducir una mano dentro, no sé si estando presente el pintor, que de estarlo, habrá sonreído socarrón ante los efectos que causa su travesura pictórica.
Sa gleva
Trampantojo
27/05/16 0:00
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