Guillermo Rincones nunca va a misa, nunca reza, se podría decir que conduce su vida sin tener presente, al menos en el día a día, conceptos religiosos. Sin embargo Guillermo Rincones sale de costalero cada Semana Santa con la cofradía con la que salía su padre y también su abuelo. Hay muchas más personas que hacen exactamente lo mismo que Guillermo, es un hecho que las iglesias no están abarrotadas y que han tenido que acudir a la cantera sudamericana, como los clubes de futbol, para cubrir cupos en los seminarios, como también es un hecho que la Semana Santa sigue funcionando como un tiro, ya que ha trascendido de lo estrictamente religioso y se ha convertido en una manifestación popular, y en un valor cultural, social y económico de grandes dimensiones.
Guillermo Rincones es un buen tipo en general, tiene sus cosillas de conciencia como todo el mundo, pero le desea el bien a casi todos y lo pasa mal cuando ve a otros sufrir. Una de las razones por las que a Guillermo le mola tanto el cine de héroes es porque el bien siempre gana a pesar de jugar con la gran desventaja táctica que supone ceñirse a un código ético, mientras que los malos se lo pasan todo por el forro de su sicopatía. En la gran pantalla ganan los buenos y eso reconforta sobre manera, porque en la vida real suelen ser los malos malotes los que se llevan la victoria. El mal es un gran negocio que mueve millones, y hay unos poquitos que no están dispuestos a renunciar a su dios dinero de ninguna de las maneras.
Guillermo Rincones sabe que el domingo pasado se celebró el día internacional de la felicidad, ya saben, queridos lectores, si quieren que no se haga absolutamente nada para mejorar un tema, pero pretenden disimularlo muy bien, monten un inútil día internacional de algo. Sabe también que hoy es Jueves Santo, un largo puente para que la industria del turismo pueda hacer unos eurillos, a ver cómo le va a nuestra Menorca. Guillermo saldrá con su cofradía y será la única liturgia que hará, pero sí que le gustaría que el espíritu cristiano estuviera presente en estos días. Por si fuera poca tanta felicidad y buen rollo estos días entró la primavera, ya hay flores en los bosques de los osos amorosos, ay dios cuanto gozo…en un pozo.
Porque ese espíritu cristiano que anhela Guillermo Rincones brilla por su ausencia en una vieja Europa que acaba de firmar un acuerdo con Turquía para lanzar al mar a las personas que huyen de la guerra y el hambre, esa cobarde Europa que tiró el muro de Berlín diciendo que ganaba la Democracia y ahora construye muros en sus fronteras para intentar aislarse de los grandes problemas que ella misma crea. Guillermo Rincones no olvida que estos días se celebra la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, y sabe que si hubiera nacido hoy en día no le dejarían entrar en Europa, es más, le darían sin miramientos un empujón hacia el mar.
Ojala que ese espíritu cristiano se vea en los actos cotidianos de quien dice sentirlo, que no sea un «dios está con nosotros» como los que llenan la boca de personajes siniestros como Donald Trump, esos cabezas huecas solo buenos en los negocios del mal que niegan la humanidad a muchas personas cosificándolas para que sea más fácil extinguirlas o explotarlas. También tenemos ejemplos patrios de semejantes seres, pero por respeto a este día y por el cariño que le tengo a Guillermo Rincones, buena persona en general, dejaremos los odios más cercanos para otro momento. Suerte Guille, y cuida esa espalda.
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