Uno de mis pasatiempos preferidos en los largos veranos de mi infancia era escribir periódicos caseros en los que reflejaba mi visión de la vida familiar, incluyendo los menús diarios de mi madre aderezados con símiles más o menos humorísticos («croquetas xaloc en canal» y cosas así), y también noticias nacionales e internacionales fusiladas de «Es Diari». Los escribía a lápiz y con papel carbón para conseguir cuatro o cinco ejemplares que colocaba a tíos y abuelos a peseta cada uno, lo que permitía ir a tomar una tapa de almejas y patatas fritas caseras al Club Marítimo de aquel cocinero de postín que era el señor Sastre y su fiel escudero en Morales.
Ahora, en plena canícula, me dedico a clickear bajo el ullastre los distintos periódicos, empezando (para qué nos vamos a engañar) con los deportivos, ya que aún me dura la euforia del triplete (ahora reforzada por un agónico cuartete), y no quiero perder su estela. Empiezo con el «Mundo Deportivo» y «Sport» donde me documento sobre los pormenores de la pretemporada blaugrana, para pasar luego al «Marca», donde me solazo con los afanes del florentinismo para que Cristiano Ronaldo sea investido como mejor jugador del cosmos y el Realísimo como mejor club de los siglos I al XX después de Cristo. El siglo XXI futbolístico todavía no ha empezado para el mega empresario y su entorno...
Cuando ya me reído lo suficiente, paso al «ABC», encantado con la fuerte candidatura de García Albiol como representante del PP para las elecciones catalanas (un pacificador, vaya), y ya me enfrasco con La Vanguardia de la que soy suscriptor (como también de «El País», pero este lo leo en papel), para ponerme al día del Procés, la crisis migratoria o ahora los inquietantes vaivenes de la economía china. Los tres son grandes periódicos, el primero defensor de un conservadurismo monárquico y de cualquier tendencia siempre que sea de derechas, y los otros dos, prudentes y sensatos, más centrados, pero dependientes ambos de sus señores subvencionadores y/o acreedores. Oigo al árbol susurrarme, ¿hay alguien más?, cuando recibo una llamada telefónica que me saca del ensopiment del 90 por ciento de humedad. Se trata de un viejo amigo, ex ministro y menorquín de adopción.
-Hay un proyecto periodístico en marcha que te puede interesar.
-Soy todo oídos.
Y así es como entero de la aparición en Madrid el próximo 18 de septiembre de «AHORA» un semanario en formato sábana (también en internet) y con vocación de albergar una opinión reflexiva e independiente. Para ello se están reclutando pequeños accionistas y la lista es apabullante de personalidades del mundo intelectual, periodístico, político y empresarial, de diversas procedencias y tendencias dentro del espacio que va del centroderecha al centroizquierda, con vocación de abrir un foro de reflexión libre de ataduras ni prejuicios y sin la premura de competir por la rabiosa actualidad, hoy día ya ampliamente servida por los medios clásicos y no digamos los virtuales. Era y es una necesidad sentida por muchos ciudadanos, cansados de eslóganes y de una guerra de trincheras tan estéril como agotadora y trufada de opiniones de vuelo gallináceo.
En una reunión posterior y ya con otro lletraferit menorquín, nos interesamos por el tratamiento que va a darse a la cuestión catalana, auténtica piedra de toque de un medio al fin y al cabo español. Quedamos en continuar hablando otro día bajo algún ullastre...
Addenda.- Extraordinaria performance de la actriz ferreriense Enka Alonso en los jardines de The Golden Farm en la orilla norte del puerto. Una hora y cuarto de monólogo en una genial recreación del mito bíblico de la mujer de Lot convertida en estatua de sal. La progresión artística de Enka es espectacular y el acierto del Ateneo, total. Un texto sublime, una dirección muy acertada, una actriz descomunal y un marco singular, bellísimo, para una inolvidable noche de genuino teatro al aire libre.