Me gustaría que un día me contara su verdad, lo que pensaba de aquella familia con la que ella también creció, pero me temo que sea demasiado correcta y respetuosa. Sobre todo, querría saber cómo era desde su punto de vista mi padre, de quien la vida me separó demasiado pronto, cómo veía a aquella sociedad burguesa desde sus ojos de lluïsera, cómo pasábamos el rato en aquellos tiempos sin televisión cuando mis padres se iban a las sesiones de abono de los sábados en el cine Victoria, o de viaje, cómo hicimos, en fin, para mantener vivo este afecto que hoy me enternece.
Mientras recorro con la lámpara los senderos y criptas de su iris el río de la memoria se desborda…
4-II-11
Un cambio democrático siempre ilusiona, ¡qué nos van a explicar a los de mi generación! Puede que este sea el sentido de la revolución en marcha en el norte de África, aunque puede que no, a río revuelto, ¿ganancia de islamistas radicales?... Por esto no comparto el entusiasmo global y mucho menos las prisas por defenestrar tiranos (extremadamente pintorescas las de quienes, liberales hoy, jamás movieron un dedo por moverle la silla al que nos tocó en desgracia a los españoles). Si los regímenes afectados se comprometen ante la comunidad internacional a convocar elecciones libres y supervisadas en un plazo prudencial, ¿qué sentido tiene alentar algaradas que no se sabe dónde pueden terminar?...
… Ay, las delicias de la abuelez, uno se hace conservador apenas sin notarlo, como si te creciera una próstata en el lóbulo frontal del cerebro.
6-II-11
Me voy tempranito de camí de cavalls con Tronya y Allen, Cala de Sant Esteve per amunt. Me detengo una y otra vez para observar La Mola, que en un domingo de calma chicha parece la proa de un fantasmagórico bajel varado en un mar de sargazos. Observo una y otra vez el castillo de San Felipe y trato de imaginarme el asalto de Richelieu a la fortaleza, entonces inglesa, que nos hizo revivir sangrientamente el otro día el profesor Terrón en el Ateneo.
Trato de explicárselo a los perros pero les interesan más los gallos y patos que circulan libremente por la cala. No corren buenos tiempos para la lírica.
8-II-11
Me invitan a la tertulia del Ateneo y propongo un título provocador: "Elogio del relativismo". Y me acuerdo de otro "elogio", esta vez a la política en general que perpetré en el Ayuntamiento de Mahón, en plena eclosión de escándalos por corrupción. Si cuando a la democracia le caían chuzos de punta quise defenderla, igual me pasa ahora con el relativismo al que todo el mundo acusa de todos los males habidos y por haber. Qué quieren que les diga, uno es un relativista de tomo y lomo, cómo no iba a serlo después de la murria nacional- católica de su juventud, trufada de inauguraciones de pantanos-todo-por-la patria-, novenas, ejercicios espirituales y los inmarcesibles éxitos del Real Madrid… ¿Cómo no hacerse alérgico a dioses y patrias y del Barça, es decir, relativista?
9-II-11
Escucho, mientras desayuno, las tertulias radiofónicas y destilan trazo grueso. "Aunque la mona se vista de seda…", "mismos perros con distintos collares", "hay que impedir, cueste lo que cueste…" Se refieren, obviamente a la solicitud de legalización de la nueva marca electoral de la izquierda abertzale. Me temo que el asunto no pueda despacharse con soflamas sino con argumentos. ¿Cómo impedir que una formación política que cumple todos los requisitos jurídicos, incluido el rechazo a la violencia, se presente a unas elecciones? Otrosí : ¿Es bueno para una democracia retorcer las leyes aunque sea con buena intención?
10-II-11
Empiezo la semana extasiado ante la magia de unos ojos verdes y la termino embobado dejándome mecer por las ráfagas azuladas de mi nieta que, en vez de dormirse se empeña en mirarme fijamente y sonreír. Con mi repertorio de canciones menorquinas agotado, pido auxilio a la abuela.
Paso por internet antes de cerrar y parece que a Mubarak lo mandan de viaje, a Rato lo ponen verde por su gestión al frente del Fondo Monetario Internacional, banquete de faisanes en la prensa de derechas, nuevos brotes del gürtel en el jardín de la izquierda… Inés duerme.
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