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El inicio de la temporada turística ha motivado la publicación, en los tabloides británicos, de las reclamaciones de turistas que, tras unos días de vacaciones en Menorca, presentan todo tipo de protestas, demandas y exigencias. Todas estas demandas tienen un denominador común: conseguir el pago de indemnizaciones por hechos peregrinos, relatados desde la exageración y con tono apocalíptico o tremebundo.

Así, entre estas absurdas reclamaciones encontramos la presunta enfermedad que afectó a toda una familia por exceso de cloro en la piscina del hotel donde habían estado alojados, lesiones por erizos muertos, la aparición de carne cruda en el bufet del almuerzo.

Y, lo más esperpéntico, la amenaza de una mujer que amenazó con exigir daños y perjuicios al haber hallado un cadáver en la orilla de la playa de S'Arenal d'en Castell.

Un conjunto de denuncias que motivan largos trámites, en los que en ocasiones se implica a Embajada de Gran Bretaña, y que, en su inmensa mayoría, acaban siendo desestimadas al carecer de fundamento. Ello no obstante, los tabloides británicos dan pábulo y se divierten con estas reivindicaciones.