Los incrementos en el precio de los billetes de avión y barco durante el pasado año obligaron al Ministerio de Transportes a añadir 70 millones de euros al descuento de los residentes. Descendió el número de pasajeros, pero los aumentos aplicados por las aerolíneas y navieras en las rutas con las Islas superaron la cantidad presupuestada. Este descuento, que ha pasado del 25 por ciento inicial al 75 por ciento actual, se ha visto acompañado por un constante encarecimiento de los pasajes.
Esta estrategia ha provocado serias advertencias pero no se ha logrado frenar la escalada, con la propuesta -que no se llegó a aplicar- de asignar una cantidad fija por billete, con independencia del importe. La volatilidad de estos precios, de forma muy acusada en los trayectos aéreos, dificultan fijar una tabla de tarifas fijas para los trayectos desde las Islas. Tampoco se ha logrado aplicar en las rutas interinsulares. Hay que utilizar mecanismos eficaces que permitan a la Administración contrastar el precio de los billetes, de barco y avión, para evitar lo que podría entenderse como una especulación con cargo a las arcas públicas; o lo que es lo mismo con cargo al bolsillo de los contribuyentes.