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La inflación interanual ya ha alcanzado en España el 4 por ciento. Es un índice que no se registraba desde el 2008. Los precios de la electricidad y de los carburantes no dejan de subir y su impacto económico será insostenible si no se arbitran medidas urgentes para frenar esta escalada. La repercusión más grave recaerá sobre las clases desfavorecidas y sobre las empresas.

El repunte inflacionario provoca la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores. Esta situación acabará lastrando la actual recuperación, lo que exige decisiones rápidas, pero el Gobierno mantiene un preocupante silencio. Los márgenes de maniobra son ajustados, pero la pasividad ante este dificultad solo logra ampliar la cifra de damnificados.

El alza sostenida de dos productos esenciales como la luz y las gasolinas y su efecto sobre las empresas y en las economías domésticas es muy grave porque toda la actividad económica se está viendo negativamente afectada. Esta dinámica no puede prolongarse por mucho tiempo más. Una inflación del 4 por ciento es un índice desconocido desde hace décadas en nuestro país que lanza un mensaje inquietante ante el que no se puede permanecer impasible.