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Los atentados yihadistas en Bruselas, reivindicados por el Estado Islámico, han vuelto a situar el horror y la muerte en el corazón de Europa. Este doble ataque, cometido tres días después de la detención del último responsable de los ametrallamientos en el centro de París, se suma a la escalada de violencia protagonizada por grupos organizados que quieren destruir los valores occidentales.

El mensaje de odio y violencia de estos asesinos es que no existe refugio ante el terror. La respuesta de los países europeos debe ser de firmeza en la defensa de la libertad y la tolerancia, letalmente amenazadas por estos fanáticos, porque el enemigo ya está dentro de Europa. Al mismo tiempo, deben incrementar su coordinación, intercambio de información y eficacia en la acción policial. Los clamorosos fallos detectados han evidenciado graves problemas que exigen un mando único antiterrorista en Europa y una actuación mucho más contundente y organizada.

Acción contra el terror en estado puro; una guerra cultural e ideológica alimentada desde la sinrazón y con un frente claramente definido, un conflicto total que la comunidad internacional debe afrontar y resolver.