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El candidato del PSOE, Pedro Sánchez, tras aceptar el encargo del rey Felipe VI de formar el nuevo Gobierno, inició ayer la ronda de contactos con los portavoces de las formaciones parlamentarias para obtener los votos que le permitan salir airoso de este difícil reto. El líder socialista es consciente de la extraordinaria dificultad que entraña este acuerdo al contar, de entrada, con solo 90 de los 350 diputados del Congreso.

Correspondía a Mariano Rajoy, como candidato de la fuerza más votada, someterse a la investidura, lo que el presidente en funciones ha rechazado en dos ocasiones al carecer de apoyos. La tarea que acomete Pedro Sánchez es titánica, porque debe tejer alianzas con formaciones de muy distinta ideología y diferentes planteamientos sobre la articulación y el modelo territorial de España.

En el supuesto de que fracase, obligaría a la convocatoria de nuevas elecciones generales, pero ahora la iniciativa corresponde al candidato del PSOE. Primero debe pactar un programa con Podemos e IU y después conseguir la abstención de los independentistas catalanes, además del voto de los 'barones' de su propio partido. Ciertamente, muy difícil.