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El término «médico de cabecera» es habitual utilizarlo al referirse a nuestro colectivo; cuando en realidad el mismo, aún ampliamente utilizado, no existe como tal, lamentablemente en la actualidad.
Digo que no existe, porque el término viene de la época en que existía una clase de médicos conocedores de la historia familiar, en los que se confiaba y que estos iban a «la cabecera» del enfermo a atenderle a cualquier hora del día; cuando ser médico era un «estilo de vida» y la visita era domiciliar.

El término de médico de cabecera iba más allá pues incluía cualquier médico de confianza, con conocimientos de la medicina general, que se responsabilizara de la salud del enfermo y de su familia y no tenía por qué ser un médico específico, la realidad es que todos ellos tenían alguna especialidad.
Quien escribe este comentario recuerda a su médico de cabecera que era su tío; mi tío Mateo (Seguí Mercadal), ginecólogo, que me trajo al mundo mediante fórceps, y al que se le consultaba todos aquellos problemas de salud no solucionables en nuestro entorno; y lo escribo así, pues entonces la mayoría de problemas, desde otalgias, problemas gastrointestinales, catarros, enfermedades exantemáticas, varicelas... eran atendidos por nuestras madres y no se consultaban para su tratamiento. Recuerdo una frase de mi madre pronunciada delante de nosotros, supongo que muchas veces, en la que nos decía, «por esto no vamos a molestar al tío Mateo», cómo ha cambiado todo.

Esta figura se mantuvo inicialmente en la provisión privada (Mutuas Asistenciales) y en el sistema público estatal con los antiguos médicos titulares o médicos de la Asistencia Pública Domiciliaria (fíjense en el nombre), al pertenecí, que en la que un sistema retributivo específico (capitación, igualas...) anclaba a dichos profesionales a los municipios aún en situaciones asistenciales difíciles de tolerar en la actualidad, una razón probable de su desaparición.

Con la Reforma de la Atención Primaria (RAP), como parte de un sistema de salud socializante en donde el médico del primer nivel fuera la puerta de entrada del Sistema Nacional de Salud (LGS 1986) se buscó un profesional, y un término definitorio, que enlazada con esta figura en vías de desaparición y el profesional especialista «portero» (gate keeper) del sistema que se necesitaba en el primer nivel asistencial de nuestro Sistema Nacional de Salud.

Se buscó y se encontró, se pensó que lo mejor era utilizar el término de «médico de familia», de EEUU y no el clásico de «médico general» (general practicioner, GP); entendiendo que sería aquel que atendería a toda la familia durante toda la vida del individuo sin distinción de edad, sexo o condición, como en otros países, pero con distinto sistema sanitario.

Sin embargo, nuestro sistema no tuvo en cuenta primar la longitudinalidad de la atención, es decir, que fuera el mismo profesional durante la mayor parte de la vida del individuo, de la familia, dado que el sistema (retribución, ventajas...) no lo contempló, cambiando por ello los médicos de destino con frecuencia, al tiempo que repartían los miembros de las familias entre distintos médicos, y se aumentó aún más la división de profesionales por edades (pediatría), desapareciendo con ello la función que conceptuaba el término de «familia».

Personalmente creo haber practicado como médico de cabecera en mi familia cercana toda la vida y en mi primera etapa en Es Castell los primeros ocho años antes de la creación del Centro de Salud de Dalt Sant Joan, a partir de entonces la creación del Equipo de Atención Primaria como su nombre ya indica, que son varios los profesionales encargados de dar una continuidad asistencial al paciente, la atención cambio.

Sí que es cierto que, en mi caso, y por eso mantengo el nombre de familia, he atendido desde hace 40 años, en mi horario a familias enteras intentando hacerlo desde el nacimiento a la defunción, hasta hace poco tiempo, pero esto es una rareza en la actualidad en nuestro país.

Con esto concluyo que ni la terminología de «médico de cabecera», ni «médico de familia» se corresponden con la realidad de la función del «médico de atención primaria» formado y que ejerce en nuestro país actualmente, de ahí que la sociedad a la que pertenezco Semergen, sea la Sociedad Española de «Médicos de Atención Primaria». Y es que «Dime de qué presumes y te diré de qué careces».