La tortuga africana, que ingresó en el Centre de Recuperació de Fauna Silvestre tras ser atropellada, se ha convertido en todo un icono del hospital de animales, donde reside desde hace 11 años y por lo visto con muchos años de vida por delante todavía.    | GOB MENORCA

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El verano también es temporada alta en el Centre de Recuperació de Fauna Silvestre.El volumen de trabajo que realizan durante todo el año, día a día, en el hospital de animales que gestiona el GOB se ve incrementado en los meses de agosto y septiembre cuando entra en juego la labor educativa a través de los talleres familiares. Un programa que precisamente hoy (17.30 horas) llega a su fin y lo hace con una actividad que se centrará en la historia de algunos animales exóticos para hablar del problema que suponen las especies invasoras.

Un taller que se sirve de ejemplos como el de Fausto, una tortuga africana de gran volumen que habita en la cantera de Ciutadella reconvertida en hospital desde hace ya once años y que se ha acabado por convertir en la mascota del centro. Explica Gemma Izcara, desde el Servei d’Educació Ambiental del GOB Menorca, que se trata de un caso que «ilustra las graves consecuencias del comercio de animales exóticos».

Un caso, el de Fausto, que refleja una historia muy común, el de un animal que entra en una casa como mascota, pero cuando crece y se convierte en un problema es abandonado. Y eso es lo que ocurrió con la famosa tortuga, que acabó en el centro de recuperación tras ser atropellada por un coche.Una vez rehabilitado, el animal no se pudo volver a poner en libertad, como sí se hace con otros ejemplares, porque al ser una especie invasora no sobreviría, mientras que por otra parte podría desequilibrar los ecosistemas autóctonos.

Fausto se ha convertido, no obstante, en una especie de estrella, «una mascota que llama mucho la atención», apunta Izcara. Un animal, que ronda los 40 años de edad y al parecer tiene muchos por delante, que sirve además de excusa para reflexionar sobre una problemática de una manera entretenida.

Y parece que el trabajo educativo que se viene realizando desde hace años va dando sus frutos con una población «cada vez más concienciada», reconoce Izcara. Por otra parte, también se ha detectado en los últimos tiempos un aumento en el número de visitas al centro aprovechando la inercia de la popularidad de las canteras de Lithica.