Ferran Sánchez Todo, propietario de Básico, expande el negocio a Madrid. | Gemma Andreu

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Abrió sus puertas en primera línea de playa de Punta Prima (Sant Lluís) el pasado mes de abril y dentro de dos meses dará el salto a Madrid. El restaurante Básico ya está preparando la apertura –en principio el 1 de diciembre– de una cocina en el barrio madrileño de Tetuán, desde donde realizarán take away y entregas a domicilio de sus originales sándwiches con pan elaborado con carbón activo.

Para la expansión del joven negocio hacia la capital de España, su propietario, el menorquín Ferran Sánchez, recurre a un concepto que hizo fortuna durante la pandemia, las dark kitchen o cocinas fantasma. No abrirá un local al uso en el que se pueda ir a comer, sino que elaborarán el producto y dejarán en manos de empresas de entrega a domicilio la distribución, además de abrir la posibilidad de pasar a recogerlo.

Sánchez ya abrió la sandwichería de Punta Prima con la idea de expandir el negocio y se terminó de convencer cuando un mes después de abrir Básico unos clientes de Madrid quedaron sorprendidos de una propuesta que podría funcionar en la capital. «En Madrid hay mucha competencia en entrega a domicilio y comida para llevar de pizzas y hamburguesas, pero no tanto de sándwiches», explica el propietario, de 33 años pero ya con experiencia en el sector de la restauración en la Isla.

El empresario, que en noviembre ya envía a trabajadores del local de Punta Prima a Madrid para hacer formación, no descarta abrir más cocinas en la capital e incluso dar el salto a otras ciudades españolas como Barcelona. En Menorca tiene una plantilla de cerca de una veintena de empleados y tiene previsto mantener abierto el establecimiento de Punta Prima durante todo el mes de noviembre, aunque dependerá de la meteorología.

El apunte

El toque peculiar de sus bocadillos, el pan de molde de carbón activo

De los sándwiches de Básico llama la atención el color negro del pan, que está elaborado con carbón activo. Su propietario explica que tomó la idea en un viaje a México con su pareja, donde una tribu lo usaba para purificar. No ha sido fácil dar con la fórmula para incorporarlo al pan, que se elabora en una empresa de Mallorca con carbón activo de Francia. Tardaron meses en conseguir el resultado deseado. «Fue como un parto», explica.