La pandemia parece un eco lejano, sin embargo, todavía resuenan los sonidos de las muchas desigualdades que puso sobre la mesa. De todas, la llamada «brecha digital» es quizás una de las más evidentes. La falta de acceso a nuevas tecnologías por motivos culturales, de clase, de género, o de estatus legal impiden que una parte importante de la sociedad quede relegada. En la actualidad, no solo las relaciones sociales pasan por la esfera virtual de la realidad, sino también buena parte de las gestiones con el Estado, la hacienda pública, los bancos, la educación, el comercio etc.
Acortar la brecha
James Kockelbergh es parte del programa «Acompañamiento Digital» que impulsa la Xarxa de Biblioteques de Menorca, cuyo objetivo es acortar la brecha digital a través de tutorías individualizadas y acompañamiento personalizado. En sus dos años de existencia, este proyecto ha asistido hasta hoy a más de 371 personas y resuelto más de 2.582 consultas.
«Es como las rampas para personas con problemas de movilidad. Programas así deben estar en todos los espacios públicos, porque hoy no tener acceso o conocimientos asociados a las nuevas tecnologías te deja prácticamente fuera del mundo», asegura James a «Es Diari».Un ejemplo esclarecedor de la importancia de este proyecto es la gran demanda que despierta, que creció durante la pandemia y que todavía es muy solicitado, especialmente en las bibliotecas de Alaior y Sant Lluís.
«Quienes más solicitan acompañamiento suelen ser mujeres adultas mayores y en menor medida aunque también muy presentes, migrantes», cuenta Kockelbergh, quien desembarcó en este proyecto a partir de su experiencia como mentor en el programa Startup Weekend España, impulsado por Google. «No se trata de una clase de informática, sino de acortar la brecha digital para tomar mejores decisiones sobre nuestra vida. Hay aspectos de la administración pública que obligatoriamente pasan por lo virtual y cuyo lenguaje muchas veces escapa a quienes, por diversas razones, no tienen conocimientos suficientes en éste ámbito», subrayó James.
Otro ejemplo de la importancia central que el internet y el mundo digital ocupa y ocupará es que en 2013 el gobierno español aprobó la Agenda Digital, cuyos objetivos centrales son: incrementar la relación de los ciudadanos con la administración vía digital, reducir el número de personas que nunca utilizaron internet, ampliar el ancho de banda móvil y reducir la brecha digital. La implementación de políticas públicas como el programa «Acompañamiento Digital» tienen un impacto real y parten de pensar el acceso a internet en clave de derechos y no de privilegios.
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