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Son Xoriguer

«Todo lo que va, vuelve», «Todo lo que sube, baja». Un tópico u el otro serian válidos en este caso. Volver, subir. Cualquiera de los dos verbos podría utilizarse para hablar de la arena, que consigue cambiar, con sus ‘idas y venidas', la imagen de las algunas playas del litoral menorquín.

El fenómeno se ha podido observar este año, con notoriedad, en diferentes playas de la costa sur de la Isla. Son procesos de sedimentación, ciclos naturales. Y como playas naturales que son, en Sant Tomás, en Es Migjorn Gran, o en Son Xoriguer, Ciutadella, el ciclo empezaba el pasado mes de marzo cuando, entre asombro y preocupación en algunos casos, la arena iba desapareciendo y las rocas acumulándose.

Ahora, y tras un verano ‘rocoso' envuelto de un debate, protagonizado por los partidarios de actuar y los que se inclinan por no hacerlo, los arenales vuelven a imponerse, aunque lo más seguro es que no se vayan a extender demasiadas toallas en ellos hasta que vuelvan a subir las temperaturas.

Y es que tal y como dice el geólogo Xisco Xavier Roig, «las playas no pueden adaptarse a la temporada», ni la arena «sabe cuando abren los chiringuitos». Se trata, simplemente, de un proceso natural a través del cual el oleaje permite trasladarla de «la zona sumergida a la emergida», según explica Roig, quien asegura que la parte emergida tiene un «gran dinamismo», aunque no pueda verse desde el exterior. El caso de Sant Tomás o Son Xoriguer lo ejemplifican.

Como consecuencia del mismo sistema cíclico en distintos días en las mismas playas uno «puede estar de pie a diez metros de la orilla y el otro dejar de poder hacerlo a los dos metros», agrega Roig.

Sant Tomàs

Playas naturales

Durante este verano, hay quien ha valorado la situación apostando por intervenir, por ejemplo, regenerando las playas con arena artificial. Por otra parte, otros le han quitado hierro al asunto y han priorizado que el agua haya estado limpia y transparente, sin darle mucha importancia al hecho no poder, siquiera, tumbarse.

Aunque, elevando la queja a un nivel económico, los restaurantes, en este caso, de Son Xoriguer han lamentado la pérdida de clientes.

En cualquier caso, Roig recuerda que Son Xoriguer ya ha sido regenerada, dando como resultado una arena «ni tan agradable ni mucho menos estable» como la natural. Queda por ver como actúa, en los próximos meses, la imprevisible naturaleza y si será necesario volver a recurrir a este mismo debate.