Los bomberos y la policía local están analizando la situación. | A.V.R.

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Los bomberos de Maó y una empresa de trabajos verticales retiraron este lunes otra roca de grandes dimensiones y unos 200 kilos de peso, que amenazaba con desprenderse del acantilado del puerto de Maó, en el mismo punto donde la madrugada del    pasado sábado ya cayeron dos piedras, provocando un importante boquete en el edificio del Cafè Baixamar, que en esos momentos estaba cerrado.

La roca, que podría haber provocada una desgracia, fue detectada a primera hora de la mañana gracias a la inspección contratada por el propietario del edificio donde se aloja el establecimiento, que volvía a estar abierto después de que el Ayuntamiento indicara el mismo sábado al gerente del local que podía reanudar su actividad sin peligro. De hecho, fueron los operarios de la empresa los que inmediatamente alertaron a los bomberos de la peligrosidad de la situación, puesto que la roca podía caer en cualquier momento.

Durante toda la mañana, y hasta que los bomberos decidieron acordonar la zona y ordenar el cierre de un total de cinco locales, la terraza del Cafè Baixamar estuvo ocupada por diversos clientes que observaban con curiosidad el trasiego de los bomberos y de los responsables municipales, que llegaron posteriormente.

Retirada de la roca

Después de recibir el aviso, los bomberos se desplazaron al lugar e iniciaron una inspección visual del estado del acantilado, y junto al personal de la empresa de trabajos verticales que por la mañana se había descolgado por la zona para limpiar y examinar el estado de la pared, determinaron la mejor manera de actuar. En el lugar también se personó el arquitecto municipal y la concejala Elena Costa.

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Ante la peligrosidad de la situación, que podía agravarse en caso de lluvia, se decidió actuar sin demora, y se ordenó el cierre de hasta cinco establecimientos (Café Baixamar, Castillo Menorca, Pizzeria Casanova, Xauxa y Sa Tintina), aunque la mayoría tenían la persiana bajada. También se cerró el paso a los viandantes y se desvió el tráfico de vehículos por el aparcamiento de la antigua estación marítima. Todo ello con la colaboración de la policía local y portuaria.

Pasadas las 14 horas, los trabajadores de la empresa de trabajos verticales, con el apoyo de los bomberos, empezaron a descender por el acantilado para llegar hasta la roca en riesgo de desprenderse. Una vez allí, consiguieron sujetar la piedra con una cinta,    y un camión grúa de grandes dimensiones la bajó hasta una repisa, donde la pudieron colocar en una saca que sirvió para acabar de bajarla hasta pie de calle.

Una vez finalizada la operación, los bomberos determinaron que ya no existía ningún riesgo y los locales pudieron volver a abrir, aunque la empresa prosiguió las tareas de limpieza y revisión de la zona por la tarde.

Mantenimiento

La situación que se vivió este lunes volvió a evidenciar la necesidad de un mayor control y mantenimiento del acantilado del puerto de Maó. «Mi opinión es que se tendría que hacer un estudio de todo el acantilado, y limpiar y sanear las zonas que presentan más riesgo», señalaba Juanjo Franch, sargento en funciones del parque de bomberos de Maó, quien explicó que el desprendimiento había sido provocado por las raíces de una higuera que, junto a las lluvias, habían ido erosionando la roca.   

Desde el cuerpo de bomberos también subrayan la necesidad de asegurar con una malla todos los puntos del acantilado en los que se detecte un riesgo para la seguridad de las personas. Por su parte, los restauradores de la zona reclaman un mayor mantenimiento por parte del Ayuntamiento y del resto de administraciones.

Ara Maó pide que se convoque el Consorci del Penya-segat del puerto de Maó

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