El pedestal, sin la escultura.

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No hay rastro de ‘La aguja de la giganta' ni tampoco se ha iniciado la investigación para tratar de dar con la escultura que fue arrancada y robada el pasado fin de semana del pedestal que la sujetaba en la playa de Mongofra, donde había sido instalada por su autora, Nuria Román, hace diez años. La obra formaba parte de un proyecto global    land-art para unir, coser y restablecer las fracturas del planeta de forma simbólica, en el paralelo 40.

Fue el conseller de Cultura, Miquel Àngel Maria, quien reveló el acto vandálico el domingo en sus redes sociales. Mostró su indignación y aseguró que desde el Consell, que tiene la cesión de la obra por cuatro años, denunciaría el robo ante la Guardia Civil. Sin embargo, transcurridos tres días desde entonces, Maria no ha interpuesto ninguna denuncia y se mantiene en silencio sin responder cuestiones al respecto.

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Desde la Benemérita confirmaron ayer que para iniciar una investigación tiene que haber una denuncia previa, por lo que nadie sabe donde puede estar la escultura, de cinco metros de altura, sustraída del pedestal de hierro en la playa del norte menorquín, con cierta mofa por parte de los autores del robo.Un cartón al pie rezaba «Giganta go home».

Nuria Román, en cambio, sí confirmó ayer que el lunes se desplazó de nuevo a Mongofra, revisó el entorno de la playa y no halló rastro de su escultura. La artista precisó que ella, como propietaria, es quien debe denunciar su desaparición.

«La aguja de la giganta» iba a ser ubicada en otro lugar del Paralelo 40 en Menorca, pactado por Govern, Consell y la propia Román recientemente, en cumplimiento del dictamen de Costas amparado en un informe del director del Parque Natural de Es Grau, dependiente de la Conselleria Balear de Medio Ambiente porque se hallaba en un área de conservación predominante, no disponía de permiso y su permanencia en la playa creaba un precedente.