Una causa mediática. El caso de la pequeña Nadia Nerea ha recorrido platós de televisión, emisoras de radio y redacciones de periódicos de todo el país. Ahora se revela que no existe la operación para la que se recaudaban fondos

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Ni existe el tratamiento experimental al que debía ser sometida en Houston (Estados Unidos), ni la vida de la niña está amenazada de muerte inminente. Según aseguran en sendos artículos el diario El País y la web Hipertextual, las sucesivas campañas de recogida de fondos iniciadas por los padres de Nadia Nerea, la niña de once años diagnosticada en 2006 de una enfermedad rara llamada tricotiodistrofia, están basadas en el relato falso del padre de la menor, Fernando Blanco Botana, que, según ha podido saber «Es Diari», al menos durante cuatro años vivió en Menorca, donde fue acusado y condenado a tres años de cárcel por falsedad documental y apropiación indebida de al menos 20 millones de pesetas (120.202 euros).

Los padres empezaron las campañas de recaudación de fondos en el año 2008 y desde esa fecha se han sucedido multitud de actos en todo el país, también en Menorca, donde diversas entidades, como el Menorca Bàsquet, han llevado a cabo, incluso con la colaboración de el Consell, los ayuntamientos de Maó, Es Castell y Sant Lluís y la Autoridad Portuaria de Balears (APB), eventos para recoger dinero para la Asociación Nadia Nerea. La última, la Nit 'Menorquina' celebrada en Sant Lluís el pasado mes de julio. A través de esta oleada de campañas la familia habría logrado reunir cientos de miles de euros para, teóricamente, emplearlos en el pago de hasta cinco intervenciones, según el relato del padre.

Dos décadas antes de que el padre de Nadia, Fernando Blanco Botana (Valladolid, 1964) se hiciese mediático por su aparición en artículos de prensa y televisión como un padre coraje luchando por financiar la supuesta cura de la niña, el hombre fijó su residencia en Menorca, donde de 1994 a 1997 ocupó el cargo de jefe de la delegación menorquina de una distribuidora de refrescos.

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Según una sentencia de la sección segunda de la Audiencia Provincial de Palma, dictada en el año 2000, Blanco Botana suministró productos de la empresa a sus espaldas, quedándose las cantidades cobradas y haciéndose así con al menos 20 millones de pesetas, aunque la acusación denunciaba la desaparición de 35 millones de pesetas, más de 200.000 euros, extremo que durante el juicio no se pudo probar, por lo que la sentencia fija la cantidad en el mínimo reconocido por el propio acusado.

Para cubrir los desfases entre las existencias que llegaban al almacén de Menorca y lo ingresado realmente por el producto «utilizó varios mecanismos», explican los magistrados: libraba cheques y pagarés que se suponían entregados por el cliente, pero que estaban girados a otras cuentas de su propiedad (o abiertas a instancia suya) o bien libraba letras de cambio de personas inventadas o de personas reales de las que falsificaba la firma sin su conocimiento. Hacía figurar que unos clientes le entregaban en pago de la mercancía en pagarés de los que contabilizaba su importe y entregaba a la central de Mallorca para su cobro.

Blanco Botana, que solo en la última campaña de recaudación logró más de 150.000 euros –con el apoyo de numerosas personalidades de diversos ámbitos– vivió posteriormente en Palma y en Eivissa, isla en la que también tuvo problemas judiciales por no pagar la hipoteca del piso de cien metros cuadrados que compartía con su pareja sentimental. La financiera les reclamaba doce millones de pesetas (72.000 euros), según consta en el Boletín Oficial del Estado.