La cría de caballos como ‘Klavell’, semental campeón de raza menorquina, se compagina con la actividad vinícola.

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El cambio de titularidad de Alparico ha representado más que una simple transacción, pues ha servido para impulsar su explotación agrícola. Antes, apenas se utilizaba como lugar de descanso de los propietarios, la familia de Alexandro Smolenski, cuando viajaban a Menorca.

Los actuales propietarios son franceses y han dado un vuelco de 180 grados al uso que se le da a Alparico. De hecho, aparte de dar una proyección de futuro, generando un rendimiento y una actividad, entre otros, en los sectores del vino y del olivar, la propiedad ha incorporado nuevas tierras de fincas colindantes. Así, en la actualidad el lloc cuenta con cien hectáreas más, en total 327, y ha pasado de dar empleo a tres personas, a contar con un equipo de 17 empleados y crecerá cuatro puestos más con la puesta en marcha de la bodega.

El patrimonio etnológico emerge, aquí, entre campos de olivos.

En marzo de 2017, Smolenski vendió Alparico SA, con 226 hectáreas, a «unos enamorados de Menorca», relata el gerente de la sociedad, Bernat Orfila.

El 18 de agosto de 2018, Alparico SA (convertida en sociedad limitada en 2019) adquirió la mayoría de acciones de Cala Turqueta SL, propietaria de Sa Marjal Nova y que en su día intentó impulsar la urbanización de lujo de la playa de Cala en Turqueta. La compra permitió incorporar a Alparico 58 hectáreas en agosto de 2019 y, en abril de ese mismo año, ya se habían adquirido 35.000 metros cuadrados de Sa Marjal Vella. También de esta finca, Alparico se apoderó de otras 37 hectáreas en octubre de 2020.

Transformación

Este incremento de terreno de Alparico no es en vano, defiende Orfila desde la gerencia. «La filosofía de los nuevos propietarios es de admirar», pues, a diferencia de otras explotaciones, rechazan cualquier uso turístico y apuestan decididamente «por la diversificación del sector primario».

La futura producción vitivínicola se sumará a la actividad que ya está en marcha. Quizá la más importante es la elaboración de aceite de oliva virgen extra, bajo el sello de Indicación Geográfica Protegida. Cuentan con una plantación de 2.443 olivos de las variedades hojiblanca, arbequina y picual, con la cual, «en 2024, a diferencia del resto de productores que sufrieron una importante reducción del 78 por ciento en la producción, nosotros logramos aumentarla en un 40 por ciento, hasta los 11.460 kilos de aceituna y 1.150 litros de aceite».

En sus campos hay 150 almendros, 64 hectáreas para el cultivo de cereales y 7.000 metros cuadrados de árboles frutales. Por otro lado, en Alparico está registrada como ganadería equina, dedicada al caballo de pura raza menorquina. De hecho, posee el título de mejor ganadería insular, obtenido en la última feria del caballo. Cuentan en sus cuadras con 18 ejemplares, entre ellos Klavell, el último campeón de raza.

Cuentan con una cabaña de 185 ovejas Shropshire, que no come de los árboles y, por tanto, es apta para pastar entres vides. Es una raza con mucha carne y sabrosa y ya se ha hecho un hueco en varias carnicerías de Ciutadella.