La desaladora de Ciutadella costó 41 millones en 2014.

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El agua que produce costaría entre tres y cinco veces más que la que se extrae de los acuíferos, lo que repercutiría en los ciudadanos, no beneficia la recuperación de estas aguas subterráneas si facilita un crecimiento urbanístico, y precisaría el 4 por ciento de toda la energía que se consume en la Isla. Son los principales argumentos que plantea Ara Maó para mostrar sus dudas en torno a la construcción de una nueva desaladora en el levante insular, anunciada por el Govern.

La exalcaldesa y activista de la agrupación mahonesa, Conxa Juanola, reiteró sus razonamientos en una mesa redonda celebrada recientemente en la Biblioteca Municipal, en contraposición a los de José A. Fayas, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, que la estima necesaria, mientras que Agustí Rodríguez, geólogo y gestor ambiental asegura que no basta solo con la desaladora para recuperar los acuíferos.

Juanola apeló a las alternativas a la desaladora, como la racionalización del consumo en riegos, jardines o piscinas, controlar las fugas que alcanzan el 18 por ciento, construir separativos de agua de lluvia, la reutilización de las residuales, levantar o recuperar más aljibes y cisternas o un sistema tarifario que beneficie o castigue a los usuarios según el uso que hagan de ella.

La desaladora de Ciutadella costó 41 millones en 2014, recordó la exprimera edil. «La idea de que serviría para recuperar los acuíferos, que están a menos de la mitad de su capacidad, no se ha cumplido según la experiencia de las islas vecinas sino que ha servicio para el crecimiento urbanístico», señaló Juanola.

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El incremento de la demanda de energía eléctrica comportaría un coste ambiental y además, añadió, la salmuera resultante del proceso es un peligro para el ecosistema marino. Un estudio del Obsam determina que en Cala Blanca, donde está la desaladora de Ciutadella, la posidonia ha retrocedido un 24 por ciento operando solo al 22 por ciento de su capacidad.

José Antonio Fayas se mostró categórico al señalar que «con los números actuales si de aquí a 10 años no tenemos una desaladora no saldremos adelante».

El ingeniero relativizó el coste económico y el del consumo eléctrico referidos por Juanola. Para una producción de 15.000 metros cúbicos al día, su construcción saldría entre 40 y 50 millones de euros. Y en cuanto al coste del agua resultante, sería alrededor de 1,5 euros por metro cúbico, es decir, 36 euros al mes para una familia de cuatro miembros.

En cuanto al consumo eléctrico son 3,5 KW por metro cúbico de agua desalada, «es caro pero no tan excesivo dada la gravedad del problema», añadió. La extracción diaria de los acuíferos es de 6 millones de metros cúbicos, que debería reducirse en un 20 por ciento «si queremos que se recuperen porque las cifras empeorarán con el cambio climático.

El apunte

Agustí Rodríguez: «Los acuíferos de Menorca están peor que nunca»

Agustí Rodríguez, geólogo y gestor, intervino para alertar que «los acuíferos de Menorca están peor que nunca» debido a su sobreexplotación en el sector de levante. Dijo que existían alternativas a la construcción de una desoladora coincidentes en gran parte con la representante de Ara Maó, aunque dudó que fueran suficientes para revertir la situación sin el uso de una desaladora. Rodríguez planteó la reutilización de las aguas residuales, es decir, de las depuradoras, mediante un sistema de osmosis y conseguir reinyectarla en los acuíferos, lo que reduciría el coste energético respecto de la desaladora, y además, según su criterio, es la única alternativa a la desalinización. Sobre el coste del agua, fue rotundo al señalar que «el actual es demasiado económico, por eso no hay conciencia y se malgasta más».