Un sacerdote, cinco miembros de la Asociación de Vecinos de Sant Climent, tres payeses, una enfermera y su marido son los integrantes de un variopinto grupo menorquín que está echando una mano en Algemesí, uno de los municipios de la región sur de Valencia más afectados por la riada del pasado 29 de octubre. Además, estos voluntarios aportan seis vehículos con remolque para colaborar en las labores más complicadas.
La necesidad es tan grande que siempre acaban haciendo algo diferente a aquello que tenían planeado en un principio. Entregan a pie de calle todos los productos que portan para «evitar que queden guardados en un almacén». Uno de los más repartidos es el jabón de lavadora. Junto al suavizante, es uno de los bienes más codiciados en estos momentos. «Parece mentira, pero es que tienen que limpiar todo. Prácticamente te lo quitan de las manos», afirma el capellán.
Precisamente, la limpieza está siendo uno de los trabajos más complejos en el lugar. La misma se está concentrando en las principales calles del municipio, para así luego extenderse hacia las vías más pequeñas. «Todo el mundo está sacando los muebles de las plantas bajas y los sótanos a la calle. Encuentras fotos, juguetes, libros… De todo», detalla.
Vínculos especiales
Algunos de estos voluntarios llegados ayer al mediodía desde Menorca guardan lazos con la localidad valenciana. Sería el caso de José Balaguer, residente en Sant Climent y originario de Algemesí; o el del cura Joan Camps, quien completó su seminario en dicho pueblo. «Estuve cinco años en una parroquia de aquí. Este pueblo me dio todo en su día y tenía la necesidad de echar una mano pese a haberme ido hace ya 14 años», comenta el sacerdote.
Junto a ellos dos, Daisy Martínez, Daniel Olives, Jaime Manuel Petrus y Carlos Marco por parte de la Asociación de Vecinos de Sant Climent; la enfermera del Hospital Mateu Orfila, Paula Prats, y su marido, Eduard Escola; y los agricultores Juan Simeón Triay, amo de Son Sivineta; Juan Antonio Marqués, de s’Almudaina; y Pere Bosch, de Son Quart, se están dividiendo en pequeños grupos para llevar a cabo tareas específicas: repartir comida entre los vecinos, achicar agua de un garaje todavía inundado o retirar coches con un Land Rover y uno de los remolques que llevaron consigo desde la Isla.
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