Manifestantes contra la masificación sentados en la arena de Cala en Turqueta el pasado julio. | Archivo

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El Consell ha cambiado el sistema para recoger información sobre el número de usuarios de las playas, no ha ofertado el contrato de control del uso público de los arenales que se firmó los últimos cinco años y mediante el cual se obtenían datos de toda la temporada, sino que esa información llega ahora mediante el recuento realizado durante dos meses por el Institut Menorquí d’Estudis (IME) y el seguimiento a través del programa de concienciación sobre la posidonia.

El conseller de Medio Ambiente, Reserva de Biosfera y Cooperación, Simón Gornés, explicó en el último pleno, en respuesta a una pregunta del conseller de Més per Menorca, Esteve Barceló, que no se ha contratado el servicio habitual de control porque el IME ya tenía un contrato «de seguimiento» de los usuarios de las playas.Dicho contrato se publicó el 22 de julio y el trabajo de campo se realizó del 1 de agosto al 20 de septiembre, en playas seleccionadas por los técnicos del Observatori Socioambiental de Menorca (Obsam).

De este modo, tal y como recriminó el conseller de Més al equipo de gobierno, no se cubre toda la temporada, quedan fuera mayo, junio y julio. «Es una manera extraña de hacer el recuento, parece que si no hay datos no hay masificación», afirmó Barceló, quien advirtió además de que se perderá la continuidad en las series históricas que estudian la afluencia de usuarios a las playas de Menorca, divididas en las tipologías de urbanas con servicio y acceso rodado (A), naturales con acceso rodado próximo (B), y naturales con acceso solo a pie (C). Los datos de usuarios en las playas permiten conocer la presión sobre el litoral y la saturación de los arenales, que ha estado en el centro del debate público los últimos años y especialmente este verano, cuando el GOB trasladó la protesta contra la masificación a Cala en Turqueta.

«Es curioso que cuando se comienza a hablar día tras día de masificación se deje de hacer el recuento en playas en las que se superaba la capacidad de carga», aseguró el conseller de Més. De las 23 playas en las que se superó la capacidad de carga el año pasado, apuntó Barceló, este verano «solo se han hecho recuentos puntuales en cinco, hay 18 en las que creo que se habrán perdido datos». Por su parte, Simón Gornés afirmó que se analizará la información lograda por ambas vías para compartirla con Turismo y «articular las medidas de información o promoción que hagan falta para evitar la sobresaturación puntual que ha habido, especialmente en la primera quincena de agosto».

El apunte

Aforo desbordado en nueve calas naturales que midió el Obsam

Los datos recopilados por el Obsam en agosto y hasta el 20 de septiembre constatan que nueve calas vírgenes vieron desbordada su capacidad en momentos puntuales de esos meses de verano, aunque cinco estuvieron ligeramente menos masificadas que en 2023. Estas nueve playas son aquellas clasificadas como tipo B, situadas en un Área Natural de Especial Interés (ANEI) pero en las que existe acceso rodado próximo y zonas de aparcamiento.

Cala Mitjana, según este estudio incompleto de la temporada contratado por el IME, ha llegado a tener hasta ocho veces más usuarios de los que puede soportar (803 por ciento), con un recuento máximo de 1.090 personas, aunque cabe recordar que es una de las playas que en 2023 registró sus valores más altos de ocupación en julio. Otras playas naturales que superaron su límite de carga fueron Macarella (148 por ciento) y sobre todo Macarelleta (431), con un recuento máximo de 419 personas. Cala en Turqueta, donde el pasado julio manifestantes ocuparon la playa antes de que llegaran los turistas, ha llegado a albergar un número de usuarios casi seis veces por encima de su capacidad de carga. Otras playas en las que se detectó saturación en agosto y septiembre fueron Es Talaier, La Vall, Pregonda, Binimel·là y Cavalleria. El recuento de datos indica más saturación por ejemplo en Cala en Turqueta y menos en las playas pequeñas de Binimel·là.