Unas turistas se protegen del sol con una sombrilla mientras caminan por la nueva zona de aparcamiento. | Gemma Andreu

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La primera semana de funcionamiento de la ampliación del aparcamiento de Cala Mitjana ha tenido un efecto inmediato de alivio del colapso circulatorio en la rotonda de entrada a Cala Galdana, pero la contrapartida ha sido el aumento de la afluencia de bañistas a la cala virgen de Ferreries, que ya aparecía como sobresaturada en todos los recuentos que realiza la Agencia Menorca Reserva de la Biosfera para elaborar sus informes de uso público de la playas.

La cala de treinta metros de ancho por setenta de longitud se llena cada día de verano a alrededor de las 10 de la mañana, a esa hora hay jornadas en las que los socorristas ya tienen que apartar gente del espacio que necesitan habilitar alrededor de la torre de vigilancia para atender una urgencia, porque si no marcan la zona los usuarios de la playa invaden su zona de trabajo. Durante esta semana y desde que se habilitó el parking la gente ha llegado a plantar toallas ya cerca del pinar, llenando la cala; cuando no es posible encontrar sitio en Cala Mitjana algunos turistas optan por hacer la caminata hasta Cala Trebalúger.

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La dotación de 150 plazas más en el aparcamiento permite que visitantes de Cala Galdana salgan del tiovivo de la búsqueda de una plaza libre por la urbanización y logren dejar el coche para bajar luego a pie hacia una de las principales playas urbanas de Menorca. El alcalde de Ferreries, Pedro Pons, destacó este lunes este efecto, que considera positivo, del nuevo aparcamiento, «hemos conseguido lo que se pretendía, dar cabida a la gente que va a Cala Mitjana pero también a Cala Galdana», teniendo en cuenta que la urbanización de la costa sur es punto de partida también de excursionistas que caminan hacia Macarella y Macarelleta (a las cuales desde hace años ya solo se puede llegar en autobús desde Ciutadella) y a Cala Trebalúger.

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Con visitantes, toallas y sombrillas desde el fondo de la cala, ya cerca del pinar, hasta la orilla del mar. Esta es la imagen que presentaba este lunes Cala Mitjana. | Gemma Andreu

Los controladores del aparcamiento han visto estos siete días cómo su trabajo era más llevadero, sin tensiones con los conductores que hartos de dar vueltas intentaban sin éxito aparcar. «Con la ampliación no se llena del todo, hay más rotación de coches y en ningún momento se ha tenido que cerrar el parking», comentó este lunes uno de los vigilantes de la empresa Jomimar Seguridad. El último informe de la Policía Local corrobora esta mejora del tráfico. Antes muchos días el parking se cerraba de 11 a 13 horas y los agentes tenían que acudir a regular el tráfico en la rotonda, algo que con la ampliación no ha sucedido de momento.

La buena noticia para los conductores que así acceden a la playa es la cara de una moneda que tiene su cruz en la sobreexplotación del litoral y de una zona de elevado valor natural. El último informe de la Agencia Reserva de Biosfera, relativo a 2023, ya señaló que Cala Mitjana rebasó ese verano en un 251 por ciento su capacidad de carga.