En España, el endurecimiento de las medidas contra objetos peligrosos que pasan desapercibidos ha ganado relevancia. Recientemente, la Guardia Civil ha establecido un foco en las llamadas «tarjetas navaja», que, aunque pueden parecer inofensivas a simple vista, son en realidad armas potencialmente letales. Estos dispositivos están diseñados para parecerse a una tarjeta de crédito normal, pero se despliegan para convertirse en un cuchillo afilado. Portar uno de estos objetos puede resultar en una multa que oscila entre los 601 y los 30.000 euros, dependiendo de las circunstancias.
Transformación y peligrosidad
El funcionamiento de estas navajas camufladas es sencillo pero alarmante. Se componen de tres partes: dos secciones retráctiles a ambos lados y una central que alberga la hoja de corte. La conversión de tarjeta a arma blanca se realiza en segundos, lo que la convierte en una herramienta peligrosa en manos equivocadas. A pesar de su tamaño reducido, como un cuchillo de apenas 5 centímetros, su capacidad para infligir daño no debe ser subestimada. Esto ha llevado a la implementación de medidas estrictas y a la creación de conciencia pública sobre su uso indebido.
La ley en España clasifica estas herramientas bajo el artículo 36 de la Ley de Seguridad Ciudadana, considerándolas como armas prohibidas. La creciente preocupación por la seguridad pública ha llevado a la Guardia Civil a intensificar sus esfuerzos en la detección de estos objetos durante registros rutinarios. Si bien pueden parecer interesantes a primera vista, la naturaleza oculta de las tarjetas navaja representa un peligro claro para la convivencia y para la integridad física de las personas a su alrededor.
Advertencia pública
Un vídeo publicado en las redes sociales oficiales de la Guardia Civil ha mostrado cómo un agente retira ingeniosamente una tarjeta de una cartera para, acto seguido, desplegarla en un arma blanca en tres rápidos movimientos. Esta demostración sirve como advertencia tanto para el público general como para aquellos que pudieran ver en estas tarjetas una herramienta de autodefensa, algo que está explícitamente prohibido bajo la regulación actual.
El efecto disuasorio de estas multas extendidas y de las campañas de concienciación pública tiene como objetivo reducir el número de objetos peligrosos en circulación. Además, se busca sensibilizar a los ciudadanos sobre los riesgos asociados con portar armas ocultas, independientemente de las intenciones que se tengan al llevarlas consigo. La presencia de estos dispositivos no solo pone en riesgo a quien los lleva, sino que además genera un clima de inseguridad que las autoridades están decididas a erradicar.
5 comentarios
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Miris on miris, tot són guirisEl cuando y el pero es la herencia de los tontos.
Por qué no son legales? está dentro de las medidas permitidas
La policía debería también de preocuparse en que los ciudadanos estuviéramos a salvo. El problema es que no se nota que velen por nuestra seguridad.
Solo multan a los ciudadanos normales , a los de fuera les requisan hasta machetes y aqui no pasa nada (y mucho menos aun 30.000 euros de multa) vaya show
No havíem de tenir una policia autonòmica que xerrés com noltros?