Se trata de una iniciativa de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio del Interior, para impulsar un uso racional de esta medicación específica que crea conflictos en las cárceles por peleas con el trapicheo de los fármacos y el aumento de las muertes por sobredosis.
El plan pretende acabar con la denominada polifarmacia, las interacciones farmacológicas y la prevención del riesgo por una administración deficiente de opiáceos, benzodiacepinas y gabapentinoides puesto que suponen un problema para la salud pública extensiva a la población general.
Sin médico en la prisión
La medida radical, además, está directamente relacionada con las numerosas vacantes de médicos que están sin cubrir en las prisiones, como sucede actualmente en la de la carretera de Sant Lluís, indican fuentes sindicales.
La falta de personal médico limita el reparto diario de medicamentos a cada interno que los necesita, lo que obliga a darle una bolsa con los fármacos correspondientes para que él mismo se los administre durante toda la semana. Esa es la situación que ocasiona malos usos porque se puede abusar de los medicamentos y potencia el tráfico de los mismos entre los internos.
Una decisión abrupta
Pese a que la puesta en marcha del Plan Reduces se anunció que se haría de forma progresiva a partir de septiembre, previa información a internos y personal con explicaciones que inciden en su propio beneficio a medio y largo plazo, la realidad ha sido distinta en el último momento.
El hecho de que la prisión menorquina sea pequeña, escasamente poblada y de muy baja conflictividad además de que se haya quedado sin médico ha acelerado su entrada en funcionamiento como experiencia piloto para todas las prisiones que dependen de Instituciones Penitenciarias en España.
Rechazo de los reclusos
Hace un mes, el pasado 4 de julio, los internos de la cárcel insular que tomaban esta medicación recibieron de forma individual por videoconferencia la información de este recorte de los psicofármacos que se les administraban.
La restricción se aplica de forma total para los presos agudos psiquiátricos que pueden sufrir brotes psicóticos y procesos de ansiedad, pero se mantiene para los presos crónicos que puedan padecer procesos de esquizofrenia, entre otros graves, dado que la retirada de los fármacos que precisan agravaría sus patologías.
El rechazo fue frontal entre los implicados y tampoco contó con la aprobación de enfermería y funcionarios de la prisión menorquina por sus peligrosas consecuencias.
La mitad de los internos
En el centro penitenciario menorquín la mitad de los reclusos tiene problemas de drogodependencia o padece alguna enfermedad dual por esta causa sumada al trastorno de personalidad o enfermedad mental.
Desde el sindicato nacional Tu abandono me puede matar (Tampm), han indicado que la medida restrictiva de los fármacos es positiva pero no así la praxis utilizada para su aplicación inmediata porque genera reacciones violentas entre los internos, con amenazas y coacciones reiteradas a los trabajadores que no son responsables de ella.
«Debería haberse hecho una campaña informativa para que los internos comprendieran el objetivo de esta retirada; tal y como lo han hecho ha sido en plan kamikaze sin valorar las posibles consecuencias», indican desde el sindicato. Señalan que debían haber contado con los riesgos psicológicos y físicos que supone la medida para los funcionarios y también escuchar la opinión del personal sanitario.
En el trasfondo, valoran las fuerzas sindicales, está la reducción de costes que supone el ahorro en la adquisición de estos medicamentos sufragados por Instituciones Penitenciarias.
El apunte
Los presos, atendidos por vídeo debido a la ausencia de médico
5 comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Menorca - Es diari
Delincuentes naturales de Menorca hay cuatro, hubiese sido mejor trasladarlos a Palma y a los demás que los aguanten en su casa. Menorca no tiene por que ser el basurero de españa.
¡Quina animalada!
Otro titular del periódico de hoy mismo: "Casi la mitad de los habitantes de Baleares padece un trastorno de salud mental." En las enfermedades mentales hay casi siempre comorbilidad (dos o más trastornos o enfermedades simultáneamente) con lo que se complican diagnósticos y tratamiento. Muchísima gente no puede permitirse consultas privadas ni tampoco todos los psicofármacos que necesitaría. Cuesta meses encontrar un especialista en salud mental en la seguridad social. Y esas citas son con escasísima regularidad. Los fármacos (varios a la vez comunmente) se suelen tomar de manera crónica y no son baratos. Sí que debido al peligro que suponen para reclusos y funcionarios de prisiones deberían tratarlos, però no sin antes mejorar para la población en general el acceso al tratamiento en la seguridad social. Sino sería agravio comparativo (uno más de muchos: entre paguitas, cotizar a la seguridad social mientras están reclusos, cursos y estudios en prisión, gimnasios, permisos de fin de semana, no cumplir toda la condena, ya es otro modo de vida para algunos lo de ir de cárcel en cárcel, ya no les asusta).
Es que la “carcelita a la menorquina” que nos vendieron, no es en absoluto lo que nos dijeron que sería. ¿Donde está la “pastoral penitenciaria” y todos sus palmeros?.
Pues la salud mental es lo principal. Castigo?