La cárcel menorquina ha sido utilizada como experiencia piloto para esta medida de Instituciones Penitenciarias | Gemma Andreu

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Los internos de la cárcel de Menorca con trastornos mentales han sido, prácticamente, los primeros de la población reclusa del país que se han quedado sin psicofármacos en aplicación del Plan Reduces.

Se trata de una iniciativa de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio del Interior, para impulsar un uso racional de esta medicación específica que crea conflictos en las cárceles por peleas con el trapicheo de los fármacos y el aumento de las muertes por sobredosis.

El plan pretende acabar con la denominada polifarmacia, las interacciones farmacológicas y la prevención del riesgo por una administración deficiente de opiáceos, benzodiacepinas y gabapentinoides puesto que suponen un problema para la salud pública extensiva a la población general.

Sin médico en la prisión

La medida radical, además, está directamente relacionada con las numerosas vacantes de médicos que están sin cubrir en las prisiones, como sucede actualmente en la de la carretera de Sant Lluís, indican fuentes sindicales.

La falta de personal médico limita el reparto diario de medicamentos a cada interno que los necesita, lo que obliga a darle una bolsa con los fármacos correspondientes para que él mismo se los administre durante toda la semana. Esa es la situación que ocasiona malos usos porque se puede abusar de los medicamentos y potencia el tráfico de los mismos entre los internos.

Una decisión abrupta

Pese a que la puesta en marcha del Plan Reduces se anunció que se haría de forma progresiva a partir de septiembre, previa información a internos y personal con explicaciones que inciden en su propio beneficio a medio y  largo plazo, la realidad ha sido distinta en el último momento.

El hecho de que la prisión menorquina sea pequeña, escasamente poblada y de muy baja conflictividad además de que se haya quedado sin médico ha acelerado su entrada en funcionamiento como experiencia piloto para todas las prisiones que dependen de Instituciones Penitenciarias en España.

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Rechazo de los reclusos

Hace un mes, el pasado 4 de julio, los internos de la cárcel insular que tomaban esta medicación recibieron de forma individual por videoconferencia la información de este recorte de los psicofármacos que se les administraban.

La restricción se aplica de forma total para los presos agudos psiquiátricos  que pueden sufrir brotes psicóticos y procesos de ansiedad, pero se mantiene para los presos crónicos que puedan padecer procesos de esquizofrenia, entre otros graves, dado que la retirada de los fármacos que precisan agravaría sus patologías.

El rechazo fue frontal entre los implicados y tampoco contó con la aprobación de enfermería y funcionarios de la prisión menorquina por sus peligrosas consecuencias.

La mitad de los internos

En el centro penitenciario menorquín la mitad de los reclusos tiene problemas de drogodependencia o padece alguna enfermedad dual por esta causa sumada al trastorno de personalidad o enfermedad mental.

Desde el sindicato nacional Tu abandono me puede matar (Tampm), han indicado que la medida restrictiva de los fármacos es positiva pero no así la praxis utilizada para su aplicación inmediata porque genera reacciones violentas entre los internos, con amenazas y coacciones reiteradas a los trabajadores que no son responsables de ella.

«Debería haberse hecho una campaña informativa para que los internos comprendieran el objetivo de esta retirada; tal y como lo han hecho ha sido en plan kamikaze sin valorar las posibles consecuencias», indican desde el sindicato. Señalan que debían haber contado con los riesgos psicológicos y físicos que supone la medida para los funcionarios y también escuchar la opinión del personal sanitario.

En el trasfondo, valoran las fuerzas sindicales, está la reducción de costes que supone el ahorro en la adquisición de estos medicamentos sufragados por Instituciones Penitenciarias.

El apunte

Los presos, atendidos por vídeo debido a la ausencia de médico

La jubilación de la médico titular de la prisión menorquina hace un mes ha dejado la cárcel sin facultativo en la enfermería.

Los internos que lo precisan son atendidos por videoconferencia a cargo de un médico que les visita a través de la pantalla de un ordenador desde cualquier prisión del país en la que se encentre el galeno una vez a la semana cuando lo solicitan.

Si se trata de otro tipo de lesiones o patologías que requieren una atención más especialista los internos son trasladados al Hospital Mateu Orfila con la logística y el gasto que supone el desplazamiento. Allí tienen prioridad para ser atendidos pese a que el servicio no está transferido a la sanidad pública que factura a Instituciones Penitenciarias cada atención requerida.

60 plazas sin especialidad

Instituciones Penitenciarias ha convocado 60 plazas para médicos interinos en todas las cárceles que gestiona en España. Pueden concurrir a ellas los facultativos aunque no tengan el MIR y por tanto no dispongan de ninguna especialidad.