La jueza del Juzgado de Instrucción número 3 de Maó decretó el jueves el inmediato ingreso en prisión del denominado 'ladrón de bicicletas', aunque su especialidad también abarca los patinetes eléctricos y las ‘bicis’ que usan este mismo sistema de alimentación, según los hechos delictivos que le imputa el cuerpo policial en el municipio mahonés.
La jueza envía a prisión al ladrón de bicicletas de Maó tras ser detenido por segunda vez en tres días
Entre los dos arrestos sucedidos esta semana se le acusa de un total de diez robos de vehículos de movilidad personal
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3 comentarios
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El delincuente es de Ucrania. El delincuente se rie en nuestra cara. Ahora estará unas semanitas en el hotel de 5 estrellas. Troll Ebus. El delincuente "marginado" que roba a diestro y siniestro sin perder un momento ni oportunidad, estará bien cuidado, alimentado, con internet, gimnasio, piscina y paguita. Pobrecito. El asunto es que nos roba a nosotros y lo mantenemos nosotros. Ademas de generar inseguridad ciudadana. Si se hubiera quedado quitetecito en su casa, hubiera robado a sus compatriotas y no a nosotros.
Elena MoradoPregunto por ignorancia, porque no puedo leer toda la noticia, pero, ¿ha dicho que no sea español? Por otro lado, ladronzuelos así los hay en todas partes. La delincuencia no la genera el hecho de ser de una nacionalidad, raza o cultura determinada, no, la delincuencia viene generada por la pobreza y la marginación. Y no del todo, porque al final quienes más roban, en realidad, son los más ricos, pero en fin...
¿Por qué motivo tenemos en España esta facilidad innata para recoger, acoger, alimentar, cobijar y cuidar con excelente mimo a toda clase de deshechos humanos maleantes, procedentes de todos los continentes? ¿Y por qué todavía no contamos en España con la necesaria legislación contundente y fulminante, que nos permita expulsar de inmediato y sin ningún miramiento a estos parásitos antisociales? Aquí hace falta con urgencia una limpieza profunda que libere a nuestro país y a nuestras arcas públicas de tanto chupóptero, que en agradecimiento a la sociedad que les acoge, encima se comportan como cafres fuera de las más elementales normas de convivencia. Ya está bien.