Unos 700 clientes reciben agua no potable, ya sean alojamientos, residencias o establecimientos. | Josep Bagur Gomila

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El Ayuntamiento de Ciutadella valora la posibilidad de comprar los pozos que actualmente gestiona Aigües Cala Blanca, para hacerse cargo del servicio y trabajar para mejorar la calidad del caudal insalubre que sirve actualmente al polígono C de Cala Blanca, Santandria y Sa Caleta.

Sin embargo, esta operación no se llevará a cabo hasta contar con el aval de los pertinentes informes técnicos. Por este motivo, la alcaldesa de ponent, Juana Mari Pons Torres, rechaza las prisas para agilizar el trámite que reclama la empresa, gestionada por Sam Moll, que concurrió de número 8 en la lista del PSM-Més per Menorca en las últimas elecciones municipales.

«Me sorprenden estas prisas, quiere que el Ayuntamiento compre los pozos desde 2017, porque el agua es de mala calidad, pero desde entonces nadie ha hecho nada y no abrió la boca», espeta Pons Torres, recordando que el PSM gobernó los últimos dos mandatos.

Aún así, «en un año nos hemos reunido tres veces con la empresa y ya le explicamos que, cuando sepamos el precio exacto que proponen los técnicos, podremos incluirlo en una modificación de crédito de los presupuestos, porque —avanza la primera edil— haremos varias este año».

«Los informes ya están encargados», por lo que el Consistorio tiene que esperar para «ver si la valoración coincide» con lo que reclama Aigües Cala Blanca.

210.000 euros

Según la alcaldesa de Ciutadella «al principio pedían 550.000 euros, pero en la última instancia de 2022, habían bajado a 210.000 euros». Cantidad que incluiría los cuatro pozos, pero también una infraestructura que ofrece dudas. «El agua no es de buena calidad y además las tuberías están mal, hay roturas continuas», lamenta.

En cuanto a la inyección de agua de mejor calidad para diluir los excesos de nitratos y cloruros, «los pozos tendrán que estar conectados a la desaladora, igual como en Son Xoriguer», para garantizar que sea potable.

Sobre esta cuestión, empresarios de Cala Blanca aseguraban ayer al MENORCA que «los niveles de dureza del agua del acuífero es de 45 grados, está cargada de nitratos, no se puede beber» y, además, esto genera problemas en la maquinaria. En cambio, en establecimientos donde «nos llega agua de la desaladora, tiene entre 3 y 4 grados de dureza, es excelente», aseguran estas fuentes.

El apunte

«Somos una empresa, pero tenemos ética; no es cuestión de dinero, sino solucionar el problema»

Aigües Cala Blanca abastece a unos 700 clientes. Desde la empresa, Sam Moll se defiende de las críticas, asegurando que «no es una cuestión económica, sino que hay que hacer algo para solucionar el problema». Y es que, apunta, «los nitratos son muy altos, 70 miligramos por litro, cuando el máximo son 50». Moll señala que lleva años intentando que el Ayuntamiento asuma la gestión y también se ha dirigido a la Agencia Balear del Agua y la Calidad Ambiental (Abaqua) para reclamar la conexión de los pozos a la desaladora, para inyectar agua a los acuíferos y suavizar los niveles excedidos, tanto de nitratos, como de cloruros. «Si el Ayuntamiento cree que no necesita estos pozos, nosotros no queremos seguir dando un servicio deficiente». Porque «somos una empresa, pero también tenemos ética», asegura el empresario.