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Corría el año 1978 cuando el australiano John Paul Young convirtió en un éxito mundial la canción «Love is in the air». Ha pasado el tiempo, pero las alturas siguen inspirando muchas historias de amor. La última la ha hecho pública estos días la aerolínea Jet2.com.

El vuelo que el pasado 11 de junio unía la ciudad británica de Bristol con Menorca podría haber sido uno más, sin embargo el joven electricista George West decidió convertirlo en un día especial para su novia después de diez años, Stephanie Perrett, que era uno de los miembros de la tripulación.

Según cuenta el diario «Weston Mercury», era un jornda de trabajo normal para ella. Su pareja se compinchó con el resto del equipo para poder subirse al vuelo y darle una sorpresa. Estaba sentado en la parte trasera del avión, lejos de la vista de Stephanie.

Tras el despegue, los compañeros de cabina solicitaron a su compañera que fuera a la cabina del comandante, lo que permitió a George llegar con sigilo hasta los primeros asientos. Al salir, se lo encontró por sorpresa arrodillado y listo para hacerle la gran pregunta: «¿Quieres casarte conmigo?».

En medio de vítores y aplausos de los pasajeros, Stephanie se recuperó de la sorpresa y aceptó la petición. «Este es sin duda un vuelo que nunca olvidaré», relata la joven, «cuando vi a George, tuve que mirar dos veces y pensé, ¿qué diablos está haciendo en mi vuelo cuando se supone que está en el trabajo? Cuando se arrodilló, no podía creerlo. Tengo muchas ganas de casarme».