Silvia y Joan, con su pequeño de 18 meses, en una foto de su álbum familiar.

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Los padres de un bebé de 18 meses acudieron a Urgencias del Hospital Mateu Orfila, tras salir sin diagnóstico ni tratamiento para su hijo del centro de salud de Alaior, pero se encontraron en el triaje hospitalario con un aviso de que la espera sería de cinco horas, sin deferencia ni comprensión para el niño, que tenía la boca cubierta de llagas y al que el médico de Atención Primaria no había recetado medicación alguna.

«Nos hartamos, ya habíamos acudido otra vez por una otitis y nos dijeron que le salían las muelas, después el oído le supuraba», explica Silvia, la madre del pequeño. En esta reciente ocasión, la que llevó a denunciar el trato recibido mediante una carta del lector en este diario, el diagnóstico fue de gingivoestomatitis –una infección que provoca úlceras y la inflamación de boca y encías–, pero no lo obtuvieron en la sanidad pública, sino previo pago de 95 euros por una consulta pediátrica en la clínica Juaneda de Maó, a la que acudieron al comprobar la saturación de las Urgencias en la sanidad pública.

En el centro privado la espera fue de unos veinte minutos y pudieron saber que la infección era vírica, que provoca aftas dolorosas y que pasarían «cinco días duros» pero ya con un diagnóstico y un tratamiento con los que irse tranquilos a casa.

«El niño no comía ni bebía, no quería ni siquiera el biberón, estaba muy inquieto y le subía la fiebre», explica la madre, «habíamos esperado casi una hora en Es Banyer porque el médico de guardia había salido, y cuando nos atendió no le diagnosticó y nos dijo que volviéramos al día siguiente al pediatra, fue entonces cuando decidimos ir al hospital», relata Silvia.

Los padres se sintieron «decepcionados» por el funcionamiento hospitalario, y por ello han accedido a hacer pública su experiencia, «sé que hay otras madres que han pasado por ello, si nunca nos quejamos no va a mejorar», asegura.

Ella conoce y acepta que en las Urgencias se da prioridad a los casos graves, pero opina que «los niños pequeños deberían tener alguna preferencia, según su gravedad, darles una atención diferente».

El trato humano al paciente también se ve afectado por esta situación de sobrecarga de trabajo en las urgencias hospitalarias. «El recibimiento en triaje fue con poco respeto, nos dijeron ‘tampoco es algo de vida o muerte' una frase que se me quedó grabada, cuando ni siquiera habían mirado al niño», afirma esta madre de Alaior.

Los centros de salud no cuentan con pediatra en sus urgencias, los niños siguen el mismo circuito que los adultos y son atendidos por médicos de familia, por eso fuera de las horas de consulta los progenitores acuden al hospital.

Como otras especialidades, la pediatría se enfrenta a serias dificultades para cubrir las vacantes en Atención Primaria. En el hospital sin embargo siempre hay un pediatra de guardia presencial.

El caso expuesto es conocido por la gerencia del Área de Salud, ya que los padres también expusieron su queja en el hospital, pero la dirección sanitaria, a preguntas de «Es Diari», ha declinado valorar lo sucedido.

El apunte

El sindicato médico reclama un circuito diferenciado para la atención pediátrica

El Sindicato Médico de Balears (Simebal) apuesta por crear un circuito diferenciado para la atención a los niños pequeños en las Urgencias del ‘Mateu Orfila’ y también reclama que en estos casos puedan acompañar al pequeño los dos progenitores, no solo un acompañante como es habitual. Una atención pediátrica diferenciada que no preferente, ya que en las Urgencias siempre prima la gravedad y el riesgo vital del paciente. «Se intenta ese circuito diferenciado pero hay mucho que hacer todavía para agilizar su atención», señala el delegado de Simebal en Menorca, Claudio Triay, quien opina que el pediatra de guardia podría atender a los niños, sin que estos sigan el mismo triaje y circuito que los adultos. Ese protocolo interno está ahora en revisión en el hospital menorquín.