El nuevo baremo de discapacidad castiga a unos 20 pacientes reumáticos de Menorca

La Farmacia Llabrés de Ciutadella acogerá el acto a las 18.30 horas con la presencia, entre otros, de la autora: Isabel Pérez. En ella, la también delegada de ConArtritis Mallorca da voz a la historia de 22 personas de su entorno que sufren la artritis, una enfermedad crónica por la que las articulaciones del enfermo se inflaman causando un fuerte dolor constante y permanente.

«Alcanzar el diagnóstico es un proceso muy complejo porque tienes que pasar por muchos médicos y muchas pruebas. Y después, además, también tienes que encontrar un tratamiento adecuado para ti. En último lugar, ya hablamos de la convivencia con la enfermedad: la aceptación, qué es lo que te va mejor, ser consciente de que hay días en que te encontrarás peor que en otros...», explica sin reparos Begoña Seguí, presidenta de la Lliga Reumatològica de Menorca.

Adherida al ente a raíz de la enfermedad su madre, también afectada por la artritis, Begoña decidió dar un paso al frente en diciembre y asumir la dirección de un organismo que cuenta con 140 socios. La junta necesitaba una renovación para que la Liga Reumatológica de Menorca continuara siendo una realidad y no desapareciera. El empuje de Begoña y los otros nueve nuevos directivos está reflotando la entidad para darle la visibilidad que merece. No obstante, esta andadura ha empezado en un momento difícil    a causa de la entrada en vigor hace un año del nuevo baremo de reconocimiento, declaración y calificación del grado de discapacidad.

Una 20 de afiliados afectados

En lugar de representar un beneficio para los afectados, la realidad indica que una veintena de afiliados a la entidad, entre los que se encuentra la propia Begoña, han visto cómo la nueva medida ha resultado un auténtico perjuicio en cuanto al acceso a determinadas ayudas y beneficios.

«España se ha querido equiparar a nivel europeo y eso ha cambiado de la noche a la mañana el grado de discapacidad de varios enfermos. En vez de contar con el 33 por ciento de discapacidad, ahora el nuevo baremo considera que la discapacidad de algunos es incluso menor al 20. Por tanto, de repente no alcanzan la    consideración mínima legal de discapacitado. Es una incongruencia que no solo afecta sobre el papel, sino en la práctica», afirma.

Esta rebaja se traduce en la pérdida de servicios como gimnasia adaptada, fisioterapia, apoyo psicológico o la asistencia de trabajadores sociales. A eso se suma que ciertos pacientes con movilidad reducida se queden sin bonificaciones en la declaración de la renta o la exención del permiso de circulación de su ayuntamiento. Un auténtico drama contra el que luchan intentando obtener otras subvenciones que costeen estos servicios y tratamientos.