Esther Piñeiro, líder de Esquerra de Menorca, y Félix Alonso, diputado nacional de Sumar. | Gemma Andreu

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El diputado nacional de Sumar Félix Alonso denunció este martes que AENA le niega el acceso a la torre de control del Aeropuerto de Menorca. «El 25 de abril estuvimos en la torre de control de Barajas sin ningún problema, invitados por los sindicatos, pero pedimos hacer lo mismo en Menorca y recibimos un correo diciendo que no podemos acceder, soy un representante del pueblo, no entiendo por qué no podemos entrar», lamentó Alonso, quien se preguntó «qué quieren esconder».

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Alonso, que ha presentado una proposición no de ley en el Congreso para que se suspenda definitivamente el proyecto de torre de control remoto y que se construya ya una nueva torre, denunció que la negativa a entrar en la torre responde a «que los trabajadores tienen razón», en alusión al mal estado en que se encuentra la torre de control más antigua de España a pesar de los arreglos de «chapa y pintura» que el gestor aeroportuario ha llevado a cabo.

Desde AENA defienden que la empresa está guiada por principios de «objetividad, independencia y neutralidad política» y que, por ello, «únicamente prevé la realización de visitas oficiales a los aeropuertos cuando estas son de carácter institucional y se solicitan formalmente por el órgano correspondiente».

Aumenta la presión para construir otra torre

Crece la presión institucional para que AENA suspenda sus planes de implantar un sistema de control virtual del tráfico aéreo en el Aeropuerto de Menorca y recupere el proyecto para construir una nueva torre de control. Sumar ha presentado una proposición no de ley ante el Congreso y el Govern insistió este martes en su negativa al «experimento» de una torre de control remoto en Menorca y en la exigencia de que se construya una nueva torre física, visto el mal estado en que se encuentra la actual.

Lo cierto es que hasta el momento AENA no ha dado signos de ablandarse a pesar de que en los últimos años le han llegado voces exigiendo una nueva torre por parte de los trabajadores y a través de acuerdos unánimes en diversos ayuntamientos de la Isla, en el Consell –hasta en tres ocasiones– y en el Parlament.