La asociación Innovem cuenta con un espacio para cotrabajo en el polígono de Maó desde 2018. Ahora ha realizado un cambio tanto de filosofía, como físico en sus dependencias, con la intención de dar un giro a su propuesta | Gemma Andreu

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La creciente proliferación de un perfil de trabajador menos apegado a un puesto físico de trabajo y la llegada a la Isla de un nuevo tipo de turista, de estancias algo más largas vinculadas con segundas residencias, se han combinado para provocar en Menorca un reciente auge en la apertura de espacios dedicados al coworking o que, al menos, se promocionan como tal, con más o menos servicios. El cotrabajo define unos espacios que comparten, de forma estable o esporádica, profesionales de distintos ámbitos, y que tienen a su disposición una serie de recursos compartidos (conexión a internet, salas de reuniones...) que, además, de este modo pueden interactuar.

En Maó han abierto recientemente dos espacios dedicados al coworking, ya se publicita uno en Es Castell y, según algunas fuentes, al menos se preparan un par más en la zona de levante. Esto supondría duplicar, más o menos, la oferta que hasta hace poco se podía encontrar en Menorca, en buena parte de iniciativa pública (gestionados por el Centre Bit y Ayuntamiento de Es Mercadal) o de asociaciones sin ánimo de lucro (Innovem). Por tanto, estaríamos ahora en plena explosión del espacio profesional compartido como negocio. Un boom que, para algunas personas relacionadas con esta actividad, puede acabar siendo una burbuja.

Por horas

Lo cierto es que la demanda de servicios de cotrabajo es importante, sobre todo en la temporada turística. A los trabajadores fijos en espacios compartidos se añaden, a partir de Semana Santa, más o menos, aquellos que demandan mesas de trabajo y servicios profesionales durante un mes, una semana, en muchos casos un día suelto o, incluso, unas pocas horas. Algunos reservan con cierta antelación, otros casi al mismo momento y hay quien, incluso, se presenta sin previo aviso en el mismo coworking con su ordenador en la mano.

Innovem ofrece el servicio de coworking desde hace seis años. En este periodo de tiempo ha contado con 61 coworkers fijos, es decir, con estancias que oscilan desde los varios meses, a la totalidad de estos seis años. El cambio más notable se ha producido con el aumento en los últimos años de los usuarios de paso, con estancias inferiores a un mes. Entre 2020 y 2021, en plena pandemia, apenas acogieron medio centenar, en 2022 ya fueron 101 y el año pasado se dispararon hasta los 148. A menudo no pueden atender todas las peticiones. En 2023, el 50 por ciento de los coworkers de paso alquilaron el espacio por un solo día. Explican que cada vez la punta de demanda llega más pronto, ya en abril, y acaba más tarde, en octubre o noviembre. Luego, el invierno, baja notablemente la actividad, limitada a los fijos.

Coworking Menorca, en Ciutadella, fue una de las primeras empresas en dedicarse a esta tarea en la Isla. En la pandemia, explican desde su dirección, notaron una gran demanda de espacio para trabajar y ahora están más estables con seis clientes fijos. También perciben un incremento de las peticiones de trabajo puntual en sus instalaciones durante los meses de verano o puentes festivos y, de hecho, ya están recibiendo peticiones para el periodo estival que viene. Valoran mucho la experiencia de intercambio de experiencias y conocer gente nueva, distinta.

Perfiles

En ambos casos destacan el perfil diverso del usuario. Por ejemplo, hay personas que han venido a vivir a la Isla procedentes de grandes ciudades españolas y europeas (numerosos menorquines que han regresado para intalarse de nuevo en Menorca, por ejemplo), y que comprueban como el teletrabajo en casa no siempre es todo lo cómodo que debería. Hay también turistas que no pueden desconectar durante su estancia, de los cuales algunos repiten temporada tras temporada. Abundan los franceses, madrileños, catalanes, pero también vascos, italianos, británicos y estadounidenses. Algunos usuarios por horas piden acceder al coworking de noche, para interactuar con otros continentes.

El apunte

Innovem, cambio físico y de concepto seis años después

Innovem ha realizado recientemente una reorientación de sus dependencias en el polígono de Maó, estrenadas en 2018, transformación física que obedece a un cambio de filosofía. Desde la asociación sin ánimo de lucro explican que se ha querido implantar un concepto más abierto y compartido, con un espacio diáfano en el que ahora se pueden encontrar salas más abiertas (reuniones, formación, polivalente...) que dejan atrás un periodo en el que se habían convertido, comentan, en un edificio donde simplemente había despachos cerrados permanentes alquilados a un precio asequible. La voluntad de Innovem es superar esta concepción de su espacio, darle una vuelta y retomar así su espíritu original. De este modo, además, puede haber una mayor rotación y se dispone de más recursos para demandas puntuales. «Nos habíamos enquistado un poco, ahora es más similar a un coworking, más allá de tener despachos.Queremos más movimiento», aseguran.

Por las salas y mesas de Innovem han pasado, en estos seis años de actividad, ingenieros, muchos programadores, diseñadores gráficos, topógrafos, físicos, comerciantes on line, pedagogos, psicólogos, veterinarios, traductores, arquitectos, economistas, abogados, responsables de logística, consultores, publicistas e, incluso, un jugador de póker.

Comentan desde Innovem que hay mucha demanda para disponer de sus salas de reuniones. Por ejemplo, una conocida franquicia de productos cosméticos con tienda en el centro de Maó realizó en Innovem su proceso de selección de personal, y la gran tienda de productos deportivos del polígono  ubicó allí sus oficinas mientras no dispuso de espacio propio.