Se encuentra ahora en expedición por el Mediterráneo y su principal cometido actual es la obtención de inteligencia. Está preparado para la defensa y protección de fuerzas navales o espacios marítimos, con un armamento de cuatro tubos lanzatorpedos a través de los cuales también se podrían lanzar minas. Viaja a una velocidad máxima de 20,5 nudos en inmersión, y de 12 en superficie, gracias a la propulsión de dos motores diésel de 3.600 CV y un motor eléctrico principal. Unas 320 baterías, permiten, además, una autonomía de 9000 millas bajo la superficie a nueve nudos.
Ayer por la mañana, autoridades de la Isla, de la misma forma que lo hicieron los ciudadanos que se acogieron al programa de visitas disponibles estos días, hicieron una ‘inmersión' en el S-74 «Tramontana», con el submarino atracado, y con las explicaciones guiadas de la mano del comandante. José Manuel Piñero, miembro de la Armada española y analista de información internacional, tiene 38 años y desempeña este cargo desde hace apenas 12 meses. Ejerció antes en el puesto de subcomandante del mismo submarino y tiene una experiencia naval de 13 años en embarcaciones de este tipo.
La visita por el interior del submarino permite hacerse una idea de cómo es la vida para su tripulación, en expediciones que a veces pueden durar hasta 50 días seguidos. Nada más embarcar, uno de los escollos principales para los visitantes era el descenso, a través de una escalera por una de sus dos escotillas, de unos tres metros, en bajada. Una vez dentro, se encontraron con un pasillo estrecho y oscuro, que acogía las distintas partes y dependencias del submarino. Para hacerse una idea: una cocina de dos metros y medios, dos espacios de literas para toda la tripulación, más la cámara del comandante, dos retretes y una ducha. Todo está aquí dentro perfectamente organizado y racionado, incluso el agua, que permite tres minutos de ducha cada tres días a cada uno de los miembros de la tripulación. Todo es limitado. También el oxígeno, que hay que renovar distintas veces al día, y que, como el espacio, se aprovecha al máximo.
La zona principal del S-74 «Tramontana» es la cámara central, el cerebro de este submarino, siempre con personal de guardia, y desde donde se llevan a cabo todas las maniobras, incluidos la de los periscopios, si se diera el caso, de ataque.
La cámara de refugio, por otro lado, con capacidad para 20 torpedos de cinco metros de largo, es un habitáculo compartido con las literas de los marineros, y que permitiría el desembarco en caso de rescate. El escape libre, con traje, siempre sería la última opción, por el elevado riesgo que supone por descompresión. Existiría, antes, la opción de reflotar el submarino con mangueras de aire o acoplar un minisubmarino en la esclusa de salvamento, explicaba el comandante con todo lujo de detalles. Entre la información clasificada o secreta, por otro lado, están los metros máximos de inmersión. Una vez dentro, en un espacio tan apretado, cuesta imaginar cómo transcurre la vida, el tiempo, a 150 metros, o a los máximos que sean, de profundidad. La tripulación pasa todo tipo de reconocimientos médicos y su formación incluye distintos cursos, los más intensos de la Armada. Durante periodos operativos o de maniobras, solo existe la posibilidad de recibir mensajes de sus allegados una vez al día, en conexiones que llegan a través de una antena de satélite. Entre la tripulación hay un profesional de enfermería y un cocinero, quien, implícitamente, tiene parte del cometido con sus platos de alegrar la vida a tantos metros de profundidad.
Las experiencias humanas vividas son múltiples, explica el comandante, teniendo en cuenta la situación y la distancia en la que se encuentra la tripulación. Nadie está forzado, en todo caso, a este tipo de trabajo, que es voluntario. Una labor que está claro que tiene que ser vocacional y que el comandante, personalmente, califica como «lo más bonito que se puede hacer en la Armada». No apto, está claro, para quienes sufren de claustrofobia o no son capaces de mantener la moral alta en las condiciones a las que están sujetas las labores de un submarino.
La Armada Española dispone de dos S-70, y actualmente está renovando la flota con S-80 Plus de última generación. El «Tramontana» ha participado, entre otros, en la resolución de la crisis de Perejil en el año 2002, y entre los ejercicios internacionales más destacados donde ha intervenido se encuentran las Proud Manta (guerra antisubmarina) y las Dynamic Monarch (salvamento y rescate de submarinos).
4 comentarios
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Buenos dias!! Me ha gustado la noticia y las fotografias pero tengo que señalar que NO SE LLAMA S80 Plus. La nueva serie de submarinos que está en construcción es la serie "S80", donde el primero, el S81 se llama "Isaac Peral". Lo de S80 Plus, es algo que se inventó Navantia para llamar al buque tras una serie de problemas constructivos y que provocaron el rediseño de la serie. De este modo, al modificar el nombre con ese "plus" se distinguia la documentacion antigua de la nueva. Y esto lo escribo porque puedo afirmar que es verídico. Pd: Gracias por las fotos y el video!!! Os lo agradezco porque me habria encantado ver entrar al submarino por el precioso puerto de Mahón!
Héctor el chupacamara, debería ir a salsa rosa, cuidado que al subir al submarino no les eche encima algún mal fario,
Tuve la suerte de poder visitarlo y la verdad es que ha sido increíble. Pero el hecho de imaginarme semanas allí dentro sin ver el sol, creo sinceramente que la tripulación tiene que tener algo especial, por que no creo que la vida sea muy fácil. Gracias a la armada española por su servicio.
... empieza a ser un poco cargante que veamos los caretos de los políticos de turno en cualquier parte, donde menos te los esperes... que los alcaldes pueden estar interesados en visitar un submarino como cualquier otro ciudadano, vale, pero que no chupen cámara, que sean discretos... y ahora encima tenemos también a miembros del clero, el colmo... qué pesados todos, la prensa la primera, por fijarse en esas medianías a la hora de hacer las fotos...